El día que me quieras

Todo puede ser creíble, cuando se es adolescente, cuando recién arranca en primera la juventud.

Pensó que él la miraba. Que la saludaría por su nombre,  la recordaría en cualquier momento. Sabría donde vivía, o estudiaba. Después pensó, que todo lo que él tenía era transferible, sus ojos, su pelo, su porte, su sonrisa, todo y mucho más podría ser de ella, por propia voluntad

Fué su principe Valiente, su Cid Campeador, su Caballero Andante, su Rod Hasson.

Caminos paralelos, sin encuentro, de parada en barrera,  sin  ninguna estación. No dejó de senderear en su empeño.  Supo e indagó todo lo  sustancial repecto a su persona.  Lo que le contaban lo asimilaba como propio, de su éxito como profesional, sus viajes, sus recursos económicos, se sentía novia, era una admiradora incondicional, una fantasmagoría , una quimera, porque sencillamente, no podía vivir sin ese vano ensueño.

Después, glosaron las habladurías, de que lo habían encontrado con otro hombre en el consultorio, y que » ese otro era su amante «. Muchos creyeron esos dichos, todos menos ella.  Porqué él le pertenecía sin saberlo.

Se soñó esposa,  madre de sus hijos, se veía dueña de su casa, amante incondicional , en un imaginario increíble, para los otros, no para ella, que era la mujer de..

Cuando él queda solo y mayor, se casa, con una rica profesional; este dardo la hirió, tarde, pero repercutió en todo su ser, no porque se hubiera casado, no por los dichos, sino que advirtió, que era tarde para ella, que dejó pasar la juventud, porque la vivió en otro ser, y no en el propio.

Cuando una vez caminando se encontraron, ella acompañaba a un familiar, y se pararon a conversar, él reconoció a la acompañante y hasta bromeó con esa lejana parienta, y cuando llegó el momento de hablarle se presentó, con los dos apellidos, como un extraño ceremonial.

Fue la gota, que derramó un vaso de vanas esperanzas, el desconocimiento intrínsico de su alma, la emancipación, de su voluntad vallada, desde su continencia.

Supo, mucho más tarde, que vive con otro de sus viejos amantes, pero ahora ella se encuentra exenta, de todo lo pensado, lo imaginado, lo vivido, lo soñado.

Es mayor y canta en un Club de Abuelos, dicen que lo hace muy bien, sobre todo una canción que parece hecha para ella, por la vivencias que pone al hacerlo.

La canción se llama » El día que me quieras «, demás está decir sin Gardel, y sin Le Pera.

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