Por una cuestión de principios, no aceptó la oportunidad que tenía de viajar a Washington. Pasajes, y gastos pagos, y dos días más de viáticos, redondeaban una semana. El equipo, estaba pronto, faltaba solamente la aprobación de él para participar en el Congreso. Lo necesitaban como figura representativa, de todo lo que iban a exponer. Pero el Doctor, no aceptó, por la sencilla razón de su conocida humildad, con respecto a su saber.
Veinticinco años, dedicados por entero a estudiar, pensaba que no eran suficientes, porque no había llegado a la resolución del problema. Meticuloso al extremo, no aceptaba los que los ayudantes, hacían muchísimas veces. Eso le creó una imágen de raro, de extraño, de ajeno, a la realidad. Él era lo opuesto al marqueting, a las publicaciones científicas, que las mayorías de las veces creaban falsas expectativas, en colegas, y sobre todo, en los enfermos que el trataba diariamente.
Entregó, todo hasta el momento conseguido, con una prolijidad asombrosa, con una generosidad, que hablaba de su espíritu, y se quedó en su laboratorio, mientras los demás partían. Cuando en el Congreso, se empezó a dulicidar sobre los temas, fué inevitable que su nombre apareciera, pero no en la intensidad que debía tener su trabajo, no es lo mismo en la persona de un sabio presente, a los estudiosos jóvenes, representantes del mismo. Todo el Congreso estalló en aplausos. Le comunicaban por email, o teléfono, y salió en internet, en los diarios, y las radios, sus logros.
Fué la alegría que compartió con su esposa y con sus hijos en su hogar. Eso bastó al hombre pleno, su sabiduría era el marco que encerraba su comportamiento.
Mientras los demás recibían los elogios de los logros, el principal componente de la fórmula, padeció una hemiplegia, que lo imposibilitó para siempre. Como una cadena de valores, que cambian mientras se mezclan, se fueron transformando con el tiempo, algunas cosas importantes. Ya no fueron de uno, fueron de varios, de los herederos de ideas, y en parte de la publicidad, de los medios, de las grandes Coorporaciones, de los que aplicaron los principios, y en último trayecto, de los amigos del inventor. Cada uno reclamó algo como propio. Cuando todo fué un éxito, el que llegó primero, ganó. Con más certeza, si es de un país pequeño, pobre, con muchos y determinados impedimentos. Como todo viaja a gran velocidad, se fué del país, no el conocimiento, sino la fuente legítima del mismo. De la palabra al acto.. Se fué.. Todo el país, estalló, en aplausos…Otros países aplaudieron los aplausos..En una cadena de eslabones, sutiles, se compara con..determinado triunfo..y se vuelve a aplaudir.. el éxito, el dinero adquirido.. Se aplaude ..
Quedó eso sí, la escuela de un gran maestro, honorable, desinteresado, que no patentó su invento, que pensó por y para los otros, fué un hacedor de marcos, de legítima inteligencia,.. fué el marco de la obra misma.
Ahora, yo me pregunto, conoces la historia de alguno así ? En el mármol, en el bronce, en el papel de un periódico, en un libro, en internet, cambia las profesiones, los paises, y deja la esencia de las cosas, y verás que sí, tal vez sea tu vecino de puerta, tu amigo, tu profesor, o el periodista de un diario, es igual, solo sustituye el nombre, y deja solo al maestro.. al hacedor..