Se reunían cada quince días. Alternaban las casas. Eran amigas y algunas se conocían desde jovencitas, cuando estudiaban juntas . Jugaban a las cartas y tomaban el té. Eran cinco mujeres ya mayores, en muy buena posición, económica, social y cultural.
Todo lo dicho lo escribí cortito y al pie como un antecedente.
Historia mínima.
Cuando Cecilia llegó a la casa de Clo, lloviznaba. En un principio, pensó en decirle a su amiga que éste jueves, no iría porque no se sentía muy bien de la garganta, pero al decirle Clotilde, que las demás por otros motivos no podían ir, que se sentía sola, y triste, fué lo suficiente para para estar a su lado. Eran tan amigas todas entresí, que festejaban todo, cumpleaños, aniversarios, de ellas y de los hijos. Formaron algo parecido a una red, que entrelazó, recuerdos del pasado, con acontecimientos del presente, sin censuras, con un entrañable afecto. Digamos que había un prestar constante de dilección.
Fué así, que al saberse solas Clotilde le dijo a Cecilia de ir al viejo estudio de su marido que quedaba a los fondos del jardín. Ahí había estado la dueña tomando un té y leyendo un cuaderno de recetas. Entrar y charlar se hicieron uno, lleno de lugares comunes. ¿ Té acordas de las recetas de Royal ? De los escones, con la mermelada de naranaja, de doña Petrona. y del Gorro Blanco?
Qué buena esta ésta, mirá que rica, lleva pasas y nueces, y cuanta manteca..Cómo se nota que ahora volvió el aceite de oliva ? Siguieron charlando cómo si hiciera mucho tiempo que no se veían , hasta que la conversación, se fué angostando hasta transformarse y dejar de ser un hilo conductor.
El jardín entraba sin pudor en el estudio, y hacía figuras chinescas entre las sombras de los árboles. Lugar sumamente sencillo con algo de industrial. Un verdadero refugio.
– Ésta luz, azul de los vidrios, que se refleja sobre la mesa, me hace acordar a lo vitrales qué vimos en París, y a tí ? Preguntó Cecilia.
– Sí. Cuanto le gustaba a Enrique todo lo relacionado con los vitraux, !! tengo y guardo muchas fotos sacadas, por él, dijo Clo .
– Mañana hace cinco años que falleció, no ?. Y Cecilia siguió. Comprendo tu tristeza, porque desde que yo quedé viuda, empecé a comprender más lo que es estar sola, yo por momentos me siento perturbada, como tú. Enrique siempre fué un espléndido fotógrafo. A Enriquito no le gusta la fotografía como a su padre, no ? Enriquito, es más para el deporte, siempre lo veo cuando va vestido para el tenis, pasa frente a casa, y me toca bocina.
– Enriquito, es más simpático que su padre, sino preguntale a Aline, que me cuenta cuando me llama, lo bien que pasaron en el Pab, y las bromas que se hacieron.
Las amigas, hablaban libremente, de la suerte que tenían de que los hijos a pesar de ser mujer y hombre, y de las diferentes ocupaciones que tenían siguieran siendo buenos amigos, como fueron ellas desde la juventud.
El tiempo pasó y la luz, azul se fué apagando, solamente se retenía en el blanco de las tazas, llovía y el momento llegaba a su fin, cuando Cecilia le preguntó.
– Acá tenés teléfono? Dejé el celular en casa. Me voy a ir más temprano, me está doliendo de nuevo la garganta, así que voy a pedir un taxi.
– El teléfono está sobre la mesita, si querés algún caramelo hay ahí también, en esa caramelera de vidrio.
Cecilia se levantó hacia el lugar indicado, y vió como la lámpara prendida se reflejaba en el vidrio de la caramelera, y era azul como la luz de la ventana, pero todo eso hizo que su mirada se desviara hacia las fotos, que había sobre la mesa, Clotilde y Enrique, abrazados , y.. una foto apoyada sobre uno de los costados.
– Pero, éste no es el Chiche Duarte ?, preguntó asombrada Cecilia.
– Sí, es él.
– Y que hace una foto de él aquí ? Debe hacer más de treinta años qué murió !!
– Es lo que hace mucho tiempo que …. , contarle a todas,.. pero no sé porque desde que me decidí a hacerlo, nunca estamos todas juntas, y creo que como somos todas tan unidas, el secreto …
– Secreto,..Qué secreto…Contar qué..?
– Cecilia, estás gritando..Bueno te lo digo a tí primero, y después …
– Tuviste un romance con él, verdad…decime.?
– Sí y siempre me lamenté, y hace ya muchos días revisando y guardando las fotos de Enrique encontré ésta, y la iba a tirar pero no pude. Era lo mismo que desprenderme de mi tocado de novia..
– Tocado de novia ?..Entonces fuiste amante de Chiche. . .antes de Enrique , o después de Enrique..?
-Después de Enrique, y casi lívida, agregó.. – Enriquito lleva el apellido Cartet, pero es hijo de Chiche Duarte. Y te aclaro que Enrique era un hombre excepcional, que me perdonó, y aceptó a ese hijo como propio, y como no tuvimos ningún otro fué el hijo único de esta familia.
Ahora había dos mujeres, dos amigas trasparentes, parecían hechas de luz blanca, lo que supieron después es que las unía algo más que la amistad.. las ligaba el amor hacia un hombre.
– Ahora veo el pantano..Alice,.. mi hija dijo Cecilia,..y esperó para hablar, parecía la revancha de lo que había sentido, — es hija también de Chiche, lo que me diferencia de tí, es que mi marido nunca lo supo, y que no tuve oportunidad cómo tú sabes de contárselo, porque falleció antes de que naciera Alice…y rompió a llorar..Es decir las dos lloraban, eran como hermanas, y al conocer que sus hijos de la misma edad, eran hijos del mismo padre, las superó.. Cecilia se derrumbó…
Fué algo instintivo, la enérgica Clo , se levantó llorando fué hasta la mesa, tomó la foto de su marido con ella y la de Chiche Duarte, y las tiró al piso y con un frenesí, como poseída, las empezó a pisar y a destruir, y Cecilia como una autómata, tiró también la caramelera, y las dos en un baile del pasado que podría llamarse rock, no pararon hasta que todo quedó transformado en una masa informe de recuerdos.
Las amigas no volverían a verse, aunque ninguna lo dijera, no necesitaban hablar, se conocían demasiado. El orgullo estaba herido a muerte, saberse un chiche de Chiche Duarte, las separaba de ese pecado no admitido. La falta no se compartía. Ni ellas ni sus hijos.
Cuando terminaron de pisotear, lo que era inerte, y que aportó algo a esta historia, quedaron tan exhaustas que se sentaron, para poder recuperarse, y se sintió en ese taller la voz de Cecilia que decía.
– Cleo, hace el favor de llamarme a un taxi…., creo que me estoy enfermando, casi no puedo tragar…
Quedaron las dos esperando, y en el momento de despedirse , entraron Enriquito y Aline, riendo.. tomados de la mano.. al ver a las madres con los ojos rojos restregándoselos, Preguntaron.. – Qué pasa ?
Sucedió algo ?
Un fantasma , las dejó calladas y solas para siempre.Amor Furtivo- Rodin.