El amor de Matías…

Sonó el timbre, y Matilde antes de abrir, miró por la ventana.  Junto al portón pegado a la reja, estaba una mujer y un niño chico. Preguntó desde la ventana que era lo que quería. Y la mujer le contestó.

– Soy Azul, Ud. ya me conoce. Fuí la amiga de su hijo Perico, necesito hablar un momento.

Cuando Matilde sintió el nombre, un frío le recorrió el cuerpo. En ese instantes, el pasado volvió, inhumano, el entierro de su único hijo y Azul, vaya nombre pensó, en ese momento y ahora la veía  abrazada al cajón, llorando y la barriga embaraza  como señalando al cielo. Después nada supo de ella, y Matilde no se preocupó para nada de la amiga de su hijo. Tenía bastante, con llorar por los rincones de la casa, la ausencia de Perico.  Sobrellevó todo, como pudo o entendía su manera de ser, si antes fué prolija, ahora era excesiva, en todo, desde la limpieza de la casa, hasta de su apariencia. Los vecinos al verla pasar, muchas veces vestida de blanco, se decían, que parecía una nube. Más bien llegó a estar en las nubes. Todo le parecía lejano, visto a la distancia, lo único que la hería, que la  fraccionaba, era la partida de su hijo. Todo lo demás no valía nada.

Abrió la puerta, y se acercó al portón. El niño temeroso, y la mujer, hablando fuerte, fueron para Matilde el comienzo de un escarpado camino.  Sin ningún rodeo, y como si fuera natural lo que hablaba  le dijo.

– Mire Matilde acá le traigo a su nieto, se lo dejo, porque no tengo plata, no puedo criarlo, y como Ud. está sola, le va a servir de compañía.

Por un momento pensó que  le traían una encomienda de su lejano Treinta y Tres, pero era de un niño, de lo que le hablaban y arriba de eso, le decían que era su nieto. !!

– Cómo sé que es mi nieto preguntó ?

– Puede averiguarlo, pero si Ud. no lo quiere, me lo llevo,  lo interno, en donde sea, y ahí sí que después no hay arrepentimiento posible.

De ser víctima pasaba a victimaria, y antes de que se pudiera razonar, le dijo – Se llama Matías y tiene cuatro años y tres meses, nació…Bueno los datos los tiene en un papel en el bolsillo.

Antes de que respondiera, que saliera de su estupor, estaba el niño llorando junto con ella, los dos solos, frente a la reja, y  el portón abierto de par en par.

Decir lo que sucedió en pocas palabras, es querer simplificar las cosas. El niño lloraba desconsoladamente, y al quererlo entrar, se le tiró al suelo, y Matilde como pudo, le fué acariciando la cabeza, y llamanándolo  por su nombre, hasta que logró que los dos llegaran a la casa. Luego mediante golosinas y promesas de que la mamá pronto vendría el niño, pasó del llanto a un hipo incontrolable,  hasta que agotado, se durmió en un sillón.

Matilde llamó inmediatamente a su hermano, que estaba en el campo,  a contarle lo que sucedía, no sabía si ir a la policía a denunciarla o qué ?

– Ésa puta barata , decía, arruinó la vida de tantos !! gritaba furiosa

– Quedate tranquila, hacé las cosas lo mejor que puedas, que yo mañana, estoy ahí. Decime agregó,  entre otras consideraciones y consejos

– El nene se parece a Perico ?  En ese momento fué cuando Matilde  miró a Matías  ahora lo miraba buscando algo de su adorado niño, y lo único que vió fué …- Es muy blanquito le dijo a su hermano y cortó la comunicación.  Pensó en la noche,… y para acortarla, y  poner a Matías en condiciones, con la limpieza que ella estaba acostumbrada  a tener,  llevó a la práctica el ritual del  baño. Y la ropa, pensó…era todo un desastre…Hoy se la lavo y se la seco, y mañana, le compro otra. Cuando quiso acordar, estaba pensando en el día siguiente.

Llegó Aurelio del campo, cansado del viaje, y lo que encontró fué un niño dormido en la cama de su hermana, y era verdad, era…blanquísimo, el pelo oscuro y lacio, le caía sobre la frente, evidentemente hacía mucho tiempo que no veía las tijeras. Lo que le produjo a Aurelio en un primer momento, fué una gran compasión. El que un niño sea dejado así, con gente desconocida, con una mujer mayor como era su hermana, era realmente el acto de la madre de una irresponsabilidad rayana en el delito.

Azul, no volvió a buscar a su hijo. Matilde y Aurelio no la denunciaron. Y Matías se fué lentamente, olvidándose de todo. Pero nunca más  pronunció, el nombre mamá. Ni dijo Azul, ni siquiera decía su nombre, cuando le preguntaban cómo se llamaba, decía Jesús

Cuando el tiempo pasa y nada se aclara, y un niño con sólo un nombre hay que mandarlo a la escuela, las soluciones pueden ser extrañas.  Lo cierto fué que Aurelio reconoció a Matías y le dió su apellido. Desde ese momento se llamó Jesús Cardozo. Porqué quiso llamarse Jesús, lo atribuyeron, a que Matilde se pasaba diciendo..» Jesús ampárame. » aunque no creyera en ningún dios.

El lugar de Matilde, en el arreglo y atención de la casa fué ocupado por una mujer joven, que tenía un niño de la edad de Jesús.  Mireya y Cirilo, estaban en la casa desde que Matilde no pudo con todo. La había mandado Aurelio, desde sus pagos. Era una mujer fuerte y con buena voluntad, pero no era como la dueña, no veía la necesidad de tanta limpieza, ni de vestirse a la tarde. Cirilo fué a la misma escuela, que Jesús, pero estaba dos años más atrasado , pero la madre y él estaban felices con la escuela, y todo era novedad, desde pasear por un parque hasta ir a mirar vidrieras.

Cuando Jesús entró al liceo, fué el mismo año que falleció Matilde, y ahí vió a Aurelio otra vez.  Lo llamaba Don Aurelio, y le tenía mucho respeto.  La muerte de Matilde dejó a Jesús contra la reja de la entrada, solamente que no veía ningún portón abierto.  Ahora fué Jesús el del orden y la limpieza.  Exigía, que todo fuera blanco, impecable, y guió a Cirilo, en sus estudios, en la limpieza personal con tanto ahínco que parecía ser el hermano mayor , el tutor.

 

Un día en que llovía muchísimo, Cirilo y Jesús que ya tenían diecisiete  años, se habían enfrascado en un partido de cartas, para pasar el rato. Estaban en el cuarto de Jesús que tenía un escritorio, y ahí pusieron dos sillas, y estaban entreteniéndose mientras amainaba, cuando se calleron unas cartas y los dos se inclinaron al mismo tiempo. No se sabrá  si fué la casualidad, o que alguno de los dos lo hizo sabiendo, que ponía  una trampa, lo cierto es que sus caras se rozaron, y después fueron sus manos, y se abrazaron, y cuando comenzaron a besarse.. y acariciarse…Una voz alterada, los separó, y ahí estaba Mireya, gritando, viendo la escena…Tanta fué su locura, que cayó de rodillas diciendo.

– Jesús..Cuando lo sepa Don Aurelio…la que te espera.!!

Todos esperaban a Don Aurelio. Mireya tenía miedo a que la mandaran de vuelta a sus pagos, pero lo visto no podía ser ocultado, Cirilo temía el reto del viejo como le decía y Jesús lo que más temía era que esa culpa no fuera compartida.

Cuando el patrón llegó, solamente quiso conversar con Jesús, y…. – Sabés a que vine ? , le preguntó. Vine a buscarte, vas conmigo a la estancia. Vas a pasar las vacaciones y vemos.  Si no te gusta, te volvés, y te alquilo una pieza en alguna pensión, y seguís estudiando como hasta ahora.  Si  te agrada el campo, que en un día va a ser tuyo, te quedás conmigo, y empezás a aprender, para después saber administrar. Lo que no quiero, es que estés en ésta casa, con Cirilo. Entendiste lo que te dije verdad ?

– Entonces, Ud. piensa que toda la culpa no es mía, que somos dos los culpables.?

– Mirá Jesús, no busco culpables, lo que no quiero es que dentro de unos años, se arrepientan de lo que han hecho. Esto no lo quiero para ninguno, primero porque conozco a Cirilo, desde pequeño, igual que a tí-

– Usted, conoció a mi padre verdad,?   y a mi madre..

– No sé si mi sobrino era tu padre, no lo quisimos saber cuando llegaste, y no lo quiero saber ahora. Tú eres ante la gente  mi hijo, llevás mi apellido, y el nombre que elegiste. Si pasados unos años, querés volver a buscar a Cirilo, y él te quiere acompañar, va a ser cosa de los dos.  Yo también me crié sin padre, como tú. En cuanto a tu madre Azul, la conocí bien, aunque nadie lo supo, hasta este momento. Por eso es mejor dejar quieto los recuerdos, eres muy jóven para comprender los problemas que todos tuvimos..

– Cómo era mi madre,?.. No la recuerdo casi..

– Azul era muy blanca, tan blanca que por momentos parecía azul, era alta y delgada…era …y  los ojos cansados de Don Aurelio, se quedaron detenidos en un punto, donde se guarece el mismo amor…

Ahí fué la reacción inesperada de Jesús, pero no era él que respondía era Matías el que hablaba. Lo había comprendido todo.

–  Qué generoso Don Aurelio, no preocuparse por saber quien soy, no denunciar a la sin nombre !Porque azul, es un color y no un nombre. Déje de dar sermones, de decir bobadas.. Sepa, que no me interesa nada, nada.. su plata, su campo, ni Cirilo, ni su apellido, y voy a ir con Ud. si se me antoja, no quiero mi libertad en cuotas,  lo que sí me interesa…Y se fué acercando al viejo ese, hecho, de madrugadas, de lapacho, de yuyos , de caña, de bosta , .. Ése jóven níveo, formado de llantos, hipos y de ausencias. Fijas las miradas, de los dos, sin piedad, la certidumbre  horadaba las entrañas..

–  Ud. se está poniendo muy viejo Don Aurelio…Hable… No tenga verguenza,  yo no la sufro más, no se equivoque., como se equivocó antes…Diga la verdad…

– Ud. es mi padre, no ?   Diga, o mejor, mande decir… mucho mejor  que  el blanquito..es…marica…y ..

 Qué soy su hijo !

Desde adentro de las perforadas entrañas, se oyó de nuevo el canto..

» El mismo amor..la misma lluvia..los mismos sueños…

la misma claridad… los mismos besos..»