Historia Mínima.-
Cuando era pequeña como un canapé de ensueño, me dejaban como si fuera algo único cruzar la calle e ir al almacén y entregar un papel blanco, en el que mi madre había hecho su pedido. Una sola vez por semana.!!
Ése era mi día, en el que los mínimos deseos se hacen realidad. Me sentía grande. Las largas y negras trenzas al aire, volando en sus moñas , y los pies apenas tocando el piso. Yo tenía música en la cara, en la falda, en la esclavita de oro, que giraba en la muñeca.
El almacenero, después de entregar yo la nota, tomaba un papel de estraza, grande y lo dividía en cuatro, con la pausa necesaria, para que yo mirara su mano en estado de hipnotismo. Lo colocaba en la palma, y con los dedos de la mano derecha decía, » ahora hacemos un nidito » Sacaba la tapa de aluminio, del gran botellón e introducía una cuchara de madera que hacía girar en el líquido que las contenía, y como mago rescataba unas aceitunas verdes y brillantes, dejaba que el agua salada, saliera por los agujeros, y cuando ya se veían como cuentas, las colocaba en el nidito, y siempre dejaba una en la cuchara, y antes de verterla decía » esta es la yapa «.
Fuí muchas veces, durante un año..Hasta que ya sabiendo leer y escribir, sin papel de por medio, era yo la que pedía – » Déme un vintén de aceitunas, de las verdes » Lo decía con convicción y autoridad, como si él no supiera a lo que iba..
Un día de esos felices, al finalizar su acto de prestidigitación..me dijo,..» tienes los ojos más grandes que
he visto, y más verdes que las aceitunas, hoy te doy la yapa, espero que pronto me la dés tú «..Todo lo dijo sonriendo..restregándose las manos mojadas en el delantal azul…
Sin entender cabalmente sus palabras, se lo conté al rato a mi madre, pero con la inocencia, de la edad, ¡ qué yapa podía dar yo…que no tenía nada para dar..!!
Fué una pena, no pude hacerme más de un vintén de aceitunas brillantes, mojadas y verdes..
Me perdí desde ese momento ante la explicación de mi madre, en un Vol au vent, de masa fina, tan fina como mi piel, de pastelito hueco de hojaldre, y extravié sin quererlo en su relleno, para siempre la idea de la yapa..