La Navidad de la Anacahuita

Golpeó las manos. Como nadie contestaba, abrió la portera y entró con recelo.

Hacía ya varios años, que no se llegaba por ahí, y tenía temor a los perros.

Vino a recibirlo, Lucio, su ahijado.

– Tanto tiempo sin verlo padrino!

– Qué tal muchacho, vine a verlos. Me dijeron que tú padre no anda bien, por eso me llegué hasta aquí.

– Pase.

– No. Nos sentamos a acá bajo esta sombra, y me contás.

– Sabe..papá empezó a perderse, iba de los corrales a las casas, sin saber que hacer.  Pero eso no fue nada. Después empezó a tirar la comida al suelo, no sé si era que no le gustaba o para dársela al perrito que tiene.

Empezó a levantarse de noche, e ir hasta el baño de las ovejas..y caminaba por el borde.Yo tenía miedo de que se cayera .

–  Qué le pasa, averiguaste con algún médico?

– No, con médico no, se lo llevé a Palmira, y me dijo que no era nada.

» Maña de viejo »

– Pero Palmira si yo no recuerdo mal, era comadrona, y ahora debe ser muy vieja.

– Ya me cansó tanto padrino.. sabe.. Estamos los dos solos, y no puedo seguirlo a todas partes…Hace poco hizo pichí  en una lata de aceite, y no ví, cuando una parte  lo puso en el bebedero de las gallinas, y el resto se lo dió al perrito. Y el Cachimba lo tomó.!

– Qué lástima era un hombre tan limpio y prolijo, y si tú le decís, que eso no se hace..Te entiende?

– Nada. No habla nada, no entiende. No hay quién lo bañe. Para hacerlo, tengo que atarlo.  Ve esa anacahuita  ?,  bueno ahí lo ato y lo baño. Da mucho trabajo, padrino. Mañana lo llevo al pueblo y lo dejo en la casa de Doña Rosa, ya hablé con ella, y le conté todas las chanchadas que hace el viejo..sabe..estoy que no lo aguanto..

– ¿ Doña Rosa..la que tiene a Leandro ? y al chico de la Mirta..?

–  La misma.

–   Pero esos están locos..locos..

–  Y el viejo más o menos.  .

–  ¿ Le dijiste lo de mañana, sabe que es navidad ?

–  Yo cumplí, se lo dije mientras lo bañaba,  y le sacaba todo el enchastre..Qué le puede importar la navidad!

Al rato..cuando el sol calentaba y cuando Aurelio se iba sin ver al compadre y se despedía..

– Decime, o yo veo mal, eso que cuelga de la anacahuita… a la izquierda…a la derecha..a la derecha…

–  Padrino, …padrino…no se ahogue!

Corrieron, ya era tarde. Mientras ellos  hablaban, el compadre colgó al perro y en  una rama lindera se ahorcó él con una cuerda finita, la misma, que usaban para bañarlo.

El viejo y el perro, pasaron la navidad juntos..