Barriendo huesos.

Cuento breve.

Barría, largo el movimiento como adormecido. La escoba de paja tenía el aspecto de haber sido usada para diversos fines.  De un lado completamente abierta, dejaba ver la madera que la contenía y en el opuesto completamente raída. Mojaba el piso con agua que sacaba de un balde .  Metía la mano y con un brusco movimiento  las gostas las  esparcía en el piso.  Ritual de pobre limpieza. Así se refrescaba la pieza  y se contenía el polvo.

La luz entraba por una raquítica ventana alta y angosta, y dejaba en el piso bailando las figuras de las hojas de los árboles de la calle.  La puerta abierta proyectaba un triángulo sobre el piso caliente.  Por ahí entró el Canuto,  perro viejo  y chueco, que se acomó jadeando y babeándose en el rincón más oscuro de la pieza.

La Choli, ni lo vió ni lo oyó.  Estaba en su estado frecuente de enseñoramiento . Ya había amontonado papeles y tierra en la mitad de la pieza.

Canuto, viendo que no le llevaba el apunte, ladró con un ladrido apagado y ronco.  Éso depertó a La Choli,  sorprendida y furiosa le dió con la escoba por el lomo, y el perro salió llorando, con un gemido  parecido a un chifle, porque el aire le salía por los pocos dientes que tenía.

Despertarla justo, cuando estaba soñando que comía una tira de asado, con chinchulines y choto.!!

Con el hambre que tenía, que por momentos la agujereaba !!

Cuando llegó con su ceremonial al rincón donde había estado el perro, encontró dos huesos de asado pequeños, pelados, y mordidos al máximo.

Comprendió , que el hambre y las ganas de comer pueden ser compartidas, y que cada uno las expresa como puede. Por eso recogió el resto, lo puso en un tacho, y salió hacia la puerta, con el balde y el tacho uno en cada brazo, llamando al Canuto  para darle agua..

El agua y el soñar aquietan las tripas…Ella soñaba mientras el perro bebía..