RETENTIVA VINTAGE

Cuento Breve.

Nací en Italia. De piel tan  suave,  que la mano que me toca no me acaricia, soy yo la que en blando movimiento la  compenso.   Rica de nacencia, con la curva justa, los pliegues necesarios, que cierran mi boca, en un aro de alianza. Cintillo dorado, sobre dos ejes de piel. Mi cuerpo acompaña , en curva delicada, que se asienta en su base y su perímetro.

Llegué a América, fuí codiciada, deseada,  tocada, palpada, exhibida,  dejé sin ningún rubor que abrieran mi interior, vieran su textura, probaran la funcionalidad de mi boquilla. Devolvía a los ojos lujuriosos, mi precio, ese era mi límite.

Fuí dueña, o así lo creía de un ropero de tres cuerpos, con una gran luna central, y dos laterales con estantes y gabetas. Tenía en su interior, hermosos trajes, que colgaban de un barrote tan alto que había que subirlos con una pértiga de madera y un gancho. Todo tenía su lugar, su espacio, nadie ocupaba lo que no le correspondía.

Salí tres veces solamente.  Como no soy compatible con cualquier ocasión, me reservaban.  Pero esas tres fueron memorables.

La primera vez, me llevaron a un baile en el Hotel Carrasco. Lucía hermoso, frente al mar, las escalinatas me parecieron como el ascenso a mis ancestros. Marmol, columnas,  luces de bohemia, murales,  música de orquesta, tocaba Canaro y todos vestidos de gran gala.

Fuí tratada como al desgaire, sabía a  conciencia que todo se hacía con el único propósito ,  que no pareciera nueva en esos lares.

La segunda vez, fuí a un casamiento. No era la novia, pero lo parecía. Nunca fuí más apretujada, hasta diría comentada. «Qué exquisita.»  «Se nota que no es de aquí.» Qué mona »  Hasta soporté el arroz y  el derrame de champagne.

La tercera vez,  debo reconocer fué la de la experiencia única. Siempre hay una primera vez, la mejor vez,  la última vez. !!

Fuí a una casa de citas. No por mi gusto. Inconsulta decisión. No me pregunten  como era . Solamente diré de lo que me acuerdo.  Quedé sobre un sillón pequeño, de esos que llaman zapatero, porque sirve junto al calzador, para ponerse con que andar. Ahí fuí a dar, junto con guantes y bufandas y una cantidad increíble de ropa de más, cuando lo que vale en éstas circunstancias es   » menos es más »

Quise abrir la boca,  el aro me lo impedía, además  no tenía ninguna importancia lo que dijera. Quedé muda, azorada, maravillada, al ver trenzar con tanta habilidad. Veía tigres  mirandose a la cara.  Parecían de fantasía Coro. Éso que mi pais es famoso en muchas artes.

Ya les conté el antes…después…siempre hay un después…

Se olvidaron de mí. Así de sencillo. Pasé a un placard, muy funcional. Me pusieron una funda de plástico, con solapa ribeteada, y dos moñitos a los extremos y fuí a dar junto a otras compañeras, a un lugar lejano de   la cotidianidad. Juntarme con las use y tire, entre plástico y ecocuero !  Pasé a ser algo así como un repuesto de Torino.

Se me pasó el tiempo. Pasé de moda. Necesitaba aggiornarme. Salían las últimas, las más modernas, las bandoleras, las del cierre zip,  quedaban las clásicas, las acartonadas,  las discretas.

Tanto tiempo pasó, que mi centro neurálgico, se trasladó. Empecé a envidiar hasta las polillas. Se paraban donde les parecía. Volaban sin permiso. No es broma lo que digo. Yo quería gozar de los pequeños placeres, salir, pasear, disfrutar de la luz que cada vez la veía menos..Quería fiesta..

.Qué fantástica… fantástica  ésta fiesta..!!

Me habían guardado , yo no quería ser almacenada. Quería ser Rafaella Carrá.

Colocaron  en mi interior de raso unos guantes negros que no servían para nada, ni para tocar al tanteo, un pañuelito con puntilla de ñanduty  muy decorativo para el bolsillo,  pero que no aguanta una sonada,  tres muestras de extrato francés, que lo único que hicieron fué parlotear mientras les duró el aroma, un monedero que nunca guardó dinero y un espejo doble hermoso, que todo el tiempo para lo único que sirvió fué para mirarse  asimismo.

Perdí el humor italiano, dejé la carcajada, el grito, el apellido- Made in Italy. Del abrazo, bajo el brazo , te cuento,  me quedaron colgando las dos asas, es decir perdí la forma, los pliegues se juntaron por la ley de la gravedad  y la falta de cuidado y ahí al  terminar, fué que decidí hacer un curso de » Cerrajería Integral » Muchas compañeras lo necesitaban. A partir de ahí me hice sindicalista.

Fué cuando sentí una voz juvenil, que me sacó del ostracismo. Me arrancó del estante,  fuí libre, sin la bolsa de plástico. Era la última tana liberada.  Junto a un olor intenso a cera, venía la limpieza, sacaron y tiraron a algunas compañeras. En el naufragio,  éstas jóvenes herederas dijeron :

Las de cocodrilo, o víbora, las ponemos a la venta en Mercado Libre, las chiquitas como petacas se las damos a las nenas para que jueguen a la visitas, la  de croco combinada con gamuza para la limpiadora y yo tenía un miedo terrible por mi futuro.. qué chucho…manos de niño…feria…casa de antiguedades…

Pero me salvé..Gusté..No es por nada tengo estilo..y probando , probando, el cierre está perfecto, el bronce adquirió su brillo y la gamuza es tan suave que cautiva a quien se arrime.

Por ser juiciosa  no voy a relatar  todo lo que oí en treinta años de encierro, desde mi atalaya.   Éstas pequeñas memorias, son  ponderaciones de una cartera antigua , con marca.



Soy y a mucha moda sin ninguna altivez ,  un clásico, sirvo de realce soy vintage. !!

* Esto va  para los que pensaron que hablaba sobre una mujer…es sobre una cartera y heredada!! !.Simplemente para pasar un rato.!