Amigos.
La idea de los cuentos de navidad, éste año fué de Sendero. Me pidió si yo podía convocar a nuestros amigos a que escribieran un cuento sobre ésta época del año que tantas evocaciones trae.
Comenzó Mercedes Molinero. Su cuento se llama Mi abuela Rosario. Los invito a leer ese hermoso cuento, donde el eje central es la abuela, de esta chispeante española.
Después de mi cuento llega Micromios, y serán sus letras y sus fotos los que llegarán hasta ustedes desde Barcelona.
En la medida que nos vayamos organizando, leeremos a Sinfonía de la vida, con Florí desde Venezuela, a Cruz del Sur, viajero infatigable y sus hermosas fotos desde Argentina, a Sendero al que todos estamos esperando desde Méjico.
A todos aquellos que quieran compartir, sus letras, sueños, recuerdos, sean bienvenidos.
Ya me despedí desde Diciembre desde el Sur, pero igual ahí va mi abrazo.
Gracias por llegar.
Hasta pronto. Hasta cuando gustes.
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Yo fuí una niña solitaria. Era hija única. De ese tipo longilínea, que come poco y desperdicia más. De esas que usan camiseta de lana e igual se resfrían. Pero que se le va a hacer, la suerte estaba echada. Con un botón así, basta la muestra !
Así que lo que no tenía lo fantaseaba . Es decir lo único que había de pesado en mi cuerpo, si se puede calibrar así, era la loca de la casa. Como una niña común y corriente, imaginé que conversaba con muñecas y que ellas me respondían, las vestía de manera estrambótica, pensando en artistas , bailarinas, o hadas .
Bailé destornillando la cabeza del cuello, sintiéndome Ginger Rogers y me puse como ella todos los zapatos con taco que encontré o me permitieron usar.
Hasta que más grande me hice de las Hermanitas Descalzas.
Cocinaba, en una cocina que era una lata de galletitas María, con visor . Todas las meriendas que no comía, las servía junto con el té a visitas inexistentes. Abría y cerraba la puerta a vecinos que nunca nos visitaron: Pase usted,.. tome asiento,… cómo está señora.? Éste es su niño?
Jugaba sola a las cartas. Fuí campeona del Roba Montón.
Entre lo real y la imaginario , existió un nombre. Me dijeron que significaba estrella en latín, pero no era la que yo conocía… Lo bueno es que no tenía ni idea del latín. Fué con una mirilla que me pusieron Stella.
Quisiera que alguien me dijera si no es difícil para un niño la S con la T ..E y la LL. Saben como aprendí mi nombre cuando me dí cuenta que no importaba como sonaba, sino que ponía la mejor nota STE, y le agregaba la LLA, de llama o llanto, eso fué a gusto del consumidor.
Cuando rondaba la edad en que uno pone distancia de los demás, me disgustaba que me dieran un beso, y me los quitaba con la palma de la mano y los mandaba al viento. Los mandaba lejos porque me habían enseñado que el viento es el aire en movimiento, y pensaba que iban para el Ángel de la Guarda, dulce compañía, que nos protegía de noche y de día.
Llegó un momento en que mandé hasta los abrazos. Los abrazos son mucho más pesados. Pobre Ángel.! Mandé todo lo ajeno. Dejé lo más cercano, dejé poco.
Fué un veintitrés de diciembre, en víspera de nochebuena, que una prima de mi madre llegó a mi casa. La ví de refilón, porque lo primero que hice fué irme para mi cuarto. Pero cuando me llamaron no tuve más remedio que presentarme. La señora dijo conocerme , que me había visto de chiquita, y no sé cuantas cosas más. Pero lo que me gustó fué que me dijera que lindos zapatos que tenía puestos. A partir de ahí, entró en la LLA de mi nombre , digamos que fué la llave, para hacerlo.
Le conté que los zapatos me los había comprado mi papá en el London Paris, que eran igual a los de Shirley Temple, que no eran para mi edad porque tenían una tirilla en el tobillo, pero que eso no importaba, porque yo cuando fuera más grande iba a ser artista como ella, o bailarina..Daba igual..
La señora que se llamaba Elvira me dijo, que le parecía estupendo que quisiera ser artista, que ella quiso serlo pero que no pudo, porque no la dejaron
– No la dejaron ser como Shirley ?
– No. Y me gustaba cantar . Y nunca tuve la suerte de tener zapatos con tirilla.
Me ganó el alma. Pero mucho más cuando dijo.
– Me dijeron que vas a la Escuela de Declamación, y me gustaría sentirte decir un verso. Sabes a mi siempre me gustó la poesía, te gustaría que recitáramos juntas si sabemos las dos la misma poesía.?
Lo que pasó, es que la señora era como de la edad de mi mamá o mayor, y no sabíamos las mismas poesías.
Al final yo sabía un pedacito de Volverán …
Y de pie las dos, yo con mi clarinada y ella con su voz de trombón, empezamos a recitar;
Volverán…las oscuras golondrinas de tu balcón sus nidos a colgar…
Ahí me paré porque no sabía más, y Elvira siguió
– Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón, de su profundo sueño tal vez despertará.
Cuando terminó la ví, tan emocionada, por unas golondrinas oscuras, que hacían nido, y que igual volvían , aunque se fueran, que me desnorteó. Me acerqué y la abracé.
Ahí fué cuando mi madre se dirigió a la cocina para traerle a Elvira algo fresco, mamá habló de una limonada con hielo y estoy casi segura que con lo creyente que era, estaría rezando para que Elvira, se fuera, antes de que le diera por cantar un Tango.
Pero no, sacó debajo del sillón un gran paquete, y con su voz ronca dijo
– Espero que te guste.
Milagro..!.Milagro..!.Una caja grande de cartón a cuadritos blancos y azules, con mirilla como la de la cocina pero se veía a través de ella, la cara de un bebote, con las mejillas rojas como manzanas deliciosas, la boca abierta y …chupete..!
Magia..!.Magia..!.Al costado tenía una mamadera que se llenaba de agua, se le daba al muñeco y se hacía pis en los pañales.!
– Se llama Simeón.me dijo. Y riendo agregó por lo de meón.
Elvira fué una estrella de Belén, igual a la que colgaba arriba del nacimiento. Una madrina mandada por la gracia divina, porque me dió el mejor regalo de cumpleaños por muchos años, y ésa fué una de la navidades más felices de mi vida.
Todas las niñas a determinada edad desean ser princesas, hadas, artistas, bailarinas, recitadoras, cantantes , pero siempre…
» Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y, otra vez, con el ala a sus cristales jugando llamarán. » A ser mamá en alguna navidad «