Cuando niño, la leche venía en botellas de vidrio, con la tapita de cartón se jugaba a la arrimadita, los chocolatines tenían figuritas que se pegaban en el album con engrudo hecho de harina y agua. Existía la única, sellada !
En mi barrio pobre de repuesteros, pocos tenían bicicleta para disfrutar.
Pero la esperanza siempre me dejo un manillar para sostenerme, pedales para ser más rápido, válvulas para calibrar, frenos para no chocar, cadena para girar, y un timbre para no pasar desapercibido.
Con el inflador pequeño, di aire a las ideas, con los aros, y sus rayos de luz, forme las ruedas que guiaron la largada hasta romper la cinta de la meta final.
Siempre tuve la chiva más linda, la más verde, la más veloz, la campeona, la olímpica.
Lástima que nadie la veía, solamente yo!
PD. Éste cuento, El abuelo Eusebio, y otros tienen menos de 1000, caracteres, incluídos los espacios, títulos y seudónimo, y fueron redactados para ser leídos en la radio, la que eligió los temas.
Delicioso y hermoso! Un beso
Gracias Winnie, tiene sus limitaciones.
Un abrazo.
Hasta pronto.
Es un lindo sueño que también ha formado parte de mi infancia. Tener una bicicleta era algo inalcanzable.
¡Qué bien lo has descrito, con tan solo 1000 caracteres! ¡Enhorabuena!
Supongo que te hará mucha ilusión que los lean por la radio.
Un fuerte abrazo, querida amiga
Por lo visto nosotras en muchos aspectos tuvimos limitaciones económicas.
Estás en mi clan.
Un abrazo para tí.
Hasta pronto.
Qué maravilla de cuento, con tan pocos caracteres que bién queda todo descrito, con ésa ilusión del niño.
Me ha gustado mucho, ésto demuestra que con pocas palabras se puede decir mucho.
Un Abrazo, querida amiga. 🙂 .
Los sueños fueron grandes, y el relato cortito, como para no perderme en el intento.
Gracias Joaquín.
Un abrazo.
Hasta pronto.
Que bonito lo has descrito, es precioso, precioso, me ha encantado Stella, muchos besos
Una foto tuya, y hubiera quedado bien redondito. No lo crees así ?
Un abrazo.
Hasta pronto.
Los textos tienen todo tipo de tamaños, no importa cual, siempre y cuando estén bien hechos. La «Chiva» te quedó hermosa. Tiene aromas de prosa poética y es una ciclopista a la imaginación, me ha encantado por su limpieza, su poesía, su tejido que nos da el zumo para vivir y vivir y vivir. Un abrazo y un beso Rub
Gracias Rub.
Me cuestan muchísimo, los cuentos cortos.
Tú sí que eres un maestro de lo breve.
Gracias por tu aliento, así uno sigue en el camino sin desmayos.
Un abrazo amigo.
Hasta pronto.
Pues cuando era niña, a diferencia de cualquier otra cosa que mis padres no podían permitirse, sí me compraron una bicicleta, rosa además (quizá por eso de adulta el rosa sólo para la pantera) que fue mi imprescindible compañera de aventuras puesto que vivía en un pueblo y los niños íbamos y veníamos a nuestro antojo.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Verdad?
Un fuerte abrazo!
Tuviste mucha suerte en que te pudieran comprar una y pasear por el pueblo.
El rosa es un hermoso color, no sólo para la pantera. A mi me agrada mucho da una especial tranquilidad. Es recomendable para la primera entrevista de trabajo.
Un fuerte abrazo.
Hasta pronto.
Que bello cuento Stella, me encanta que esta lleno de poesía y de toda la magia que tiene la infancia. Yo a veces de niña también desee mucha cosas y aunque no las tenia disfrutaba imaginándolas…
Un abrazo 😉