Lo presentía, se desprendía del lugar, de su olor, de su salitre.
Dejaba todo, la imágen en los ventanales, y el cielo y el mar entrando .
Se iba como llegó aquel día con sus ficticias alas.
Llevaba entre su ropaje, la piel formada en las caricias. Ésas eran de ella! Lo demás, era la arena de la playa, la marea, la espuma, la lejanía.
Llevó muchos años plasmar el esbozo, pero ahí en el azul, verdoso y blanco de la tarde, partió sabiendo, que su visión quedaba desgastada en el espejo, mientras escindida, escuchaba el ruido de las olas, y el viento que mueve los veleros de los días.
Estiró la colcha, acomodó los almohadones, miró el orden de las cosas…
Cerró la puerta, y el roce de oxidadas pomelas, fue como en un acto repetitivo de la vida….
Lo presagiaba, e inclinándose hacia la tarde, se desprendía.
Foto de Stella.