El alma en aventura

Desde la rocas trepando en empinado aliento.

Cuando pierdes el abrigo de los primeros tramos, ves recién  la distancia  para llegar a la   meta

Sin descanso alguno, el portland gris da un toque meláncolico al entorno.

Cruzas la escalera, te afianzas en el muro, te contienes, entre grafitis de cuestiones vanas.

Podré seguir, o volveré  a las rocas,  al tropiezo, a la caída, a la malsana costumbre de hacer igual  los días, y las horas.

Trabaja el viento y pega en los ojos la arena voladora y se asía a tu entorno la humedad de la marea.

Te falta poco , y sin ayuda alguna llegas a lo alto, no hay más peldaños,  sólo tú y esa llovizna finita que te empapa de locura el ánima.

Ya  llegué… éso crees… tan alto que sólo aquí crecen sin mesura, los pastos secos con  hirsutos nudos entre areniscas de bravura….

Tanto  esfuerzo  para éste árido  paisaje de llanura, sólo para contentar el alma en aventura.

Foto de Stella. El alma en aventura.