La llamada.

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Estoy entrando en un reto propuesto por agniezka a quien tengo el agrado de leer desde hace  tiempo, convocando para el día de hoy sobre la misma lámina diferentes puntos de vista.

Usos y costumbres.

Muchas calles  iguales coloridas, confeccionadas con música en un  barrio llamado Sur y Palermo., terminan en el mar.   Se hizo canción a pura lonja de tamboril. Modesta zona en sus albores, que cosechó leyenda en las llamadas.

Ahí vivía la linda Maite  hija de la señorita Luisa, criada por la mama vieja. Una blanca y la otra negra. Se unieron en el abandono de la madre y en  el amor del repique.

No lo podía creer, el jóven turista  que la convidó con una bebida, esperando algún ligue. Encontrar una colorada auténtica, hermosa,  en un barrio donde el tamboríl es ley.

Ante la propuesta, lo que recibió por respuesta,  fué un convite para ver a los escoberos, haciendo malabares, bailando junto a las gordas mamas viejas,  a las negras luciendo sus cuerpos  tallados en ébano entre plumas y piedras, porque para disfrutar  el carnaval,  hay que estar ahí en ése lugar donde el candombe es ley.. Donde cientos de tamboriles se calientan al fuego y tocan al mismo tiempo, y donde desde la ventanas, balcones y azoteas, se siente el alma  en la llamada,  La Isla de Flores.

Fué cuando a él le empezó a apretar la corbata, a sentirse muy vestido y a tener  y unos deseos locos, incontrolables de saber más sobre .. Piano, Chico y Repique…