Mi ciudad.

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Usos y costumbres.

Crónicas a mi andar.

Domingo de invierno, cerrado por niebla. Nadie te quiere, todos se agrupan donde las vidrieras tientan a las compras.

Serpentean las colas de los cines, se llenan los Mac, y los niños se empujan en los pasillos de los Shoppings.

La ciudad se pierde y cómo niña pequeña espera, quien la oriente.

El cielo pesado y gris, se descompone en frías  gotas y al llegar hasta los árboles llora sobre las cúpulas azules y las  veredas rotas.

Nada es de nadie, y crece el asombro ante la negligencia de los otros. Los versos dichos » La Suiza de América »  «La Tacita de Plata » se hacen oyuelos en las caras sonrientes de la comida al paso. En los balcones de  hierro forjado giran  volutas de plástico de colores, y los estilos antes alabados, se fusionan, con los puestos ambulantes de chorizos, tortas fritas, y  garrapiñadas

Ahora eres reina con corona de cartón, te trasladas en carro con caballo, llevas a un adolescente de cochero y  como si fueras cenicienta no amada, pierdes el zapatito hecho de bolsas de plástico en cualquier calle de la ciudad.

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Te miran con asombro los turistas, por tu vandalismo grafiteado, puertas con cadenas, rejas, camas en los umbrales,  y desde los  altos luminosos se despedazan los colores,  contra gorros de lana con pompón y mates de calabazas , mientras saltan desde el suelo las chucherías confeccionadas por jóvenes artistas del latón

La miseria no tiene color, lo toma de la humedad, y sin bandera puede ser del color que quieras. No tiene edad la mano pedigueña, la pones tú, la obligan las circunstancias.

Las luces dicen la hora del reposo sobre una ciudad que hace tiempo que busca un mago para que despierte a todos del sopor en que estamos sumidos.

A paso lento, pero sin pausa, por barrios que gritan su desesperanza, bailas tu último tango con cortadas, sin que nadie sepa de danza.

Foto de Stella

Si No Hubiera Sido Por..

A pedido de Mauro..

Ese ser como sustancia

Breve crónica a mi andar. Seis años hermosos de mi vida los pasé aquí.

Foto de Stella.

Foto de Stella.

Una semblanza de la Voz.

Cuando conocí al profesor, era una ruina. Altísimo y flaco en eterno ayuno del bolsillo, magro hasta decir basta.  Antes de entrar a clase se sacaba su gacho y para peor tenía la idea que tapando la pelada, con un peluquín,  podía agregar algo de eterno soñador a su figura. En invierno, usaba un largo sobretodo cruzado, sus ambos a cuadritos, en grises y marrones, sus camisas de puños gastados con gemelos de nacar, se relogiaban con  sus corbatas alternadas y repetitivas, sujetas para evitar su vuelo, por un pim que era una pequeña avioneta.

Lucía  en la bohemia de los sueldos  de hambre.

Olía a tabaco , aunque ése pequeño vicio lo dejaba para cuando salía del salón. Recuerdo su tabaquera de goma, redonda y fruncida en una vuelta , sus hojillas, y ése empeño tan peculiar de hacer el pucho recostado a la pared, prendiendo el yesquero  a bencina. Su gran reloj  pulsera con correa de cocodrilo, al que cada tanto colocoba en posición de firme con sus dos dedos amarillos de nicotina.

Un timbre varonil, profundo, una cadencia al decir, y al hacer las pausas, que hacía que se fuera todo él y dejaba la voz como garantía.

Una reflexión filosófica estudiada por él podía ser espléndida, pero dicha por él inolvidable.  Era irónico y divertido. Sus clases colmadas decían de su saber al enseñar sin límites, con algo valorado muchísimo por nosotros, sin juzgarnos, ni al equivocarnos.

Le llamaban la Voz,  parodiando a Sinatra.  Siempre pensé, si fuera más armonioso su  andar, más corpulento, con menos armazón sus lentes…

Lejos habría  dejado a cualquier actor, de la mano de algún poeta, o navegando en los versos dichos y sentidos, en ese ser como sustancia, casi desconocido del alumnado.   Si se hubiera sacado a tiempo el sombrero.! Podría haber sido  una mezcla  de Yul Brinner, con la voz insolente de Marlo Brandon.

Su auto era tan pequeño, que entraba en tandas, casi quedaba con las piernas encongidas, desiguales para el freno y el acelerador, le faltó una larga chalina para ser el retrato nostalgioso de una época olvidada.

Con el tiempo  perdió, se agotó su voz en la tos, y en sus últimas clases,  dejó en el olvido el peluquín y pasó ;  los que entraron por la Voz, no la encontraron y los que lo hicieron por la rutina lo desconocieron.

Foto de Stella

Foto de Stella

La vida dejada.

Casas abandonadas. VIII.

Relato breve.

Arrimada a la cerca , con  desgano veía pasar la vida de los otros, porque la suya ya era vivida.

Inmensa en ropas dadas  de diferentes procedencia con  zapatos confeccionados en duras suelas de pies descalzos, con  cabellos teñidos y ondulantes, soplados en noches de insomnio, y días  de amor, los ojos eran dos grandes lágrimas de vidrio facetado, y toda ella tenía  un no sé qué  de decadencia de zona de opulencia.

La veían y no la veían al pasar , los que  sabían de  la época cuando la cadera era firme y los pechos grandes  como globos imaginarios, que a base de fuego se elevaban  al cielo.

Su sonrisa era la mueca de todas las risas recibidas,  el resumen,  la etapa final,  que no sabe de  evaluaciones, y donde la fiereza de los años, deja la gacela en la pradera.

Junto al alcohol bebido desde  siempre,  de manera pausada y tarda pasaron  los días y las horas, y en degradada instancia  esperaba  que alguién la invitara  a ir algún rincón oscuro, donde en un ritual de espanto, levantaba  la falda y llegaba  a ser deseada y querida por un instante, en alguna caricia recibida.

Dicen voces  insondables , donde  hablan  los yuyos de un aislado  jardín,  junto a  los  cartones coarrugados usados de lecho y frazada,   que muchas noches, mientras caminaba,  reía  y  cantaba…

Un día el facsímile de mujer  se marchó. La bruja dirían algunos, un peligro, una pobre mujer, una loca,  una molestia, una indecencia, y me quedo con lo que dijo el italiano,  viejo compañero de correrías…

Yo la conocí jóven, era tan linda.!.. se perdió cuando dejó de elegir…Tenía la vida dejada, nada más.

Casas abandonadas. Foto de Stella.•Foto de Stella de  una casa quinta abandonada. Album  Blanco y Negro.

Cual es el equilibrio ?

Foto de Stella

Foto de Stella

Me preguntas: » En sin prisa.»

Cuando somos jóvenes tenemos prisa por cumplir objetivos, por lograr metas, por vivir deprisa sin más
 Y tú dices que cuando somos mayores la falta de motivaciones hace que nos dediquemos a dejar pasar el 
tiempo... Cuál es el equilibrio entonces??

Cual es el equilibrio en nuestra vida, la etapa mejor, el momento supremo, la edad ideal.

No se responderte  cabalmente a tu inquietud; depende de la vida.

Una etapa fundamental que no se olvida es la niñez. Un fruto con amor, madurá llegado el momento en plenitud.

Los momentos no son estancos, las reservas se pasan, existe la ósmosis, la fragmentación.

La edad ideal en la mujer, puede ser la juventud, la edad de  la fecundación, la baya  llena de esencia, la plenitud de la maternidad. La edad de los ensueños, de grandes quimeras, de los comienzos.

Puede ser la madurez, cuando se comprende casi todo, porque uno se ha ocupado de  ver en los otros, lo que ocultábamos a los demás. Se recoge la siembra, se quitan los tutores, se planifica el vuelo.

Y la tercera, si se puede llamar de esa manera, digamos la última, a la que podemos dar gracias por haber llegado.    En la que los recuerdos de otros momentos, te apretujan el alma , aunque  no sean  vitales, la de la necesaria liviandad, la que deja de lado los grandes logros, y da y comparte lo que queda.

Viste que la dividí en tres etapas, e hice un alto en la palabra amor,  porque  no todos las veran igual, es una apreciación muy personal,  lo hice así a mi antojo para no cansarte. Puedes los estados  fraccionarlos, roperlos, es más hasta triturarlos, pero irreversiblemente, llegarás a cada uno de sus sitios con tu propio canto, llevada por tu propia luz.

Cual es el equilibrio entonces.? El no detenerse porque  el equilibrio lo das tú.