Usos y costumbres.
Cuento breve.
Nochecita de invierno, el fuego trepitaba en la estufa a leña, donde las llamas se pegaban en la cerámica trasparente de la tapa formando collages de blancas caras.
Sentados en los cómodos sillones, los pies sobre mullida alfombra, comentaba Ciro con sus hijos adolescentes, la noticia de la suba en el precio de la yerba, mientras leía el diario. Si sigue subiendo decía se va a dar lo que dice el tango » La yerba de ayer secándose al sol »
Hoy cebaba Maite, se alternaban para hacerlo, así se evitaban discuciones. A Pedro le gustaba dejar caer el agua caliente por el pico del termo pegado a la bombilla, pero teniendo cuidado de no lavar la yerba. Maite era especialista en dar vuelta la yerba, y Ciro cuando podía o lo dejaban ponía cáscara de naranja en la infusión.
Éste ritual los unía; se logró que estuvieran juntos poco rato no más de quince minutos todas las noches antes de cenar, se apagan los celulares, y la televisión, y en la rueda que se formaba se hablaba de algo sucedido en el día. Ciro le llamaba el pequeño informativo familiar. El mate decía Ciro, calienta la mano del que ceba y del que lo recibe, se siente en el trago, y ése amargo despierta la imaginación. Hoy era sobre el precio de la yerba, algo que muchos consideran indispensable.
– Saben que desde chiquito tomé mate comentó Ciro.
– Nosotros también por si lo olvidaste le respondieron los hijos, agregando y amargo a lo macho !.
– De chiquitito, casi bebe, dijo el padre riendo, parece que pasé de la mamadera al mate con leche. La abuela Tota, decía que hacía bien, porque la bombilla era más limpia que el chupete…La abuela Tota era de Melo, y ahí se nace con mate incluído.
Ciro empezó la historia y dejó el diario a un lado. Mamá me contaba que la primera caldera que ella conoció era una de hojalata, ancha en la base y con el pico recto, ideal para el mate. Le decían La Pava por su forma. Se calentaba rápido el agua, en las cocinas a leña, pero también se enfriaba al ratito. Por eso el dicho que se usa con varios sentidos » Hay que tomar el mate cuando La pava está caliente » Se dejó ésa caldera campera, y llegó después la de aluminio marca Mariposa con mango de madera, pero la que yo recuerdo bien era una esmaltada.
– Esmaltada ? Qué es eso, es de la prehistoria, como el jarro azul que tenés guardado en el garage? Era de la abuela verdad.? Qué edad tiene ahora la abuela Tota ?
– Va a complir sesenta y nueve el mes que viene, y en ése jarro me daba la sopa espesa que hacía. Ahora guardo en él los tornillos usados , porque la sopa siempre tenía fideos que parecían arandelas.
Los jóvenes se reían de los dichos de su padre.
Pero sigo….La caldera la regaló una amiga y la veo llegar, en el cumpleaños de mamá, con un gran paquete, como el obsequio más importante que hizo en su vida. Era una caldera esmaltada verde, con manchitas blancas, y el asa de un azul oscuro, de dos litros y medio. Dos litros y medio.!
Pero no se podía tocar ése pajarraco, la manejaban los mayores, porque después de ponerle el agua, había que ser Sanzón para levantarla, y cuidarla de los golpes para que no se saltara el esmalte.
Una vez, quise tocarla porque estaba arriba de la mesa, sobre una rejilla de hierro, que servía para apoyar la plancha, la caldera o todo lo que estuviera caliente. Tomé un trapo y la destapé, pero el vapor me quemó, y largué la tapa. No saben el miedo que me dió al ver que de la parte de adentro se le saltó una lasquita y le quedó una mancha negra. La tapé y me fuí, y me persiguió la mancha por varios días, creo que recé para que no la vieran. La caldera junto con la heladera a hielo, eran las reinas sin corona de la cocina. El vichaco tenía hasta escudo un triángulo blanco que decía Sue.
– Qué hacían Pa, con una caldera tan grande, no servía para el mate ?
– Calentaban el agua en el primus, y servía para lavar los platos, llenar los porrones de aluminio en invierno, pelar una gallina, o pasar parte del agua a una caldera más chica de aluminio, y así seguir cebando, y no sé cuantas cosas más..
– La abuela no tenía cocina, cocinaba en un primus ?
– No teníamos cocina, sólo dos primus, a los que le se tapaban las boquillas, y siempre se sentía el maldito olor a querosene. Pero lo que yo quería contarles era el día en que papá trajo de regalo…
Aquí Ciro se detuvo con el mate en la mano; miraba los leños arder, y la mirada se le perdía …
– Una matera , adentro de la cual, estaba una bombilla un termo, y un mate forrado, todo en cuero…Un lujo…
– Una matera como la que tenemos ? Preguntó Maite, asombrada de lo que su padre llamaba lujo.
– Parecida, pero de suela cocida a mano con pespuntes blancos…Nunca había visto algo tan hermoso ! La tuvimos para pasear con ella por los parque los domingos.. No sabes cómo nos miraban los que pasaban a nuestro lado. ! Suspiró hondo y ante la mirada de asombro de sus hijos agregó como hablando para sí.
…Ahí fué cuando me dí cuenta cuanto había progresado el viejo..!
Fotos de Stella.
Título dado.