Usos y costumbres.
Dos juegos, Las estatuas y el Rango.
Cuando se recuerda la niñez de mitad del siglo XX, se piensa en un lugar con pocas teclas y botones. Supliendo lo comprado por lo imaginado, lo estático por el movimiento.
No es un resúmen de juegos que ya efectué con fotos de álbumes familiares, en Presentaciones como un homenaje a la infancia de otros niños, que me miraban interrogantes, desde sus cartones en blanco y negro.
Estatua.
» Figura, escultura, imágen «
Sin gastar un vintén, en base a agilidad, imaginación, compañerismo, núcleo familiar, playa, jardín, vereda, parque o plaza, con un poco de espacio bastaba. Dos, tres, cuatro niñas o más, un giro de brazo estirado y mano segura, y a pensar en lo visto; el pelo como cortina, los ojos de ensueño, y de los giros surgían cantantes, estrellas de cine, o eras el Plié de piernas largas y seguras, y en el último lugar pensabas en el mármol. Tenía el nombre, que da el cincel a la piedra, con un alma infantil, que lo alejaba de la realidad. Sería como el comienzo de una escuela de teatro, con evaluación benigna, y quietud de pocos minutos.
El fallo. Adivinar lo que se representaba, ajustarse a lo que se quería trasmitir.
La sentencia sin ejecución.
La estatua caída, muchas veces sonriéndo, nos miraba desde el suelo.
La danza, del cuerpo ágil y pequeño, la imaginación robusta, que todo lo puede, lo controla y lo logra.
El rango.
«Calidad, categoría, clase, jerarquía «
En cuclillas, contra el suelo, tratando todos de tener la misma altura, como si éso fuera posible, guardando distancia, esperando el salto.
El elegido, muchas veces después de discuciones de prioridad, soy el mayor, el más fuerte, el más ágil, o a votación; surgía el lider.
El salto, las palmas sobre la espalda del posible rival- obstáculo, las piernas abiertas, y ya está, uno tras otro hasta terminar. Si perdías, te trasladaban al final de la fila, agazapados todos, esperando el apriete de la palma. Ibas a la cola.
Teníamos reglas, y efectúabamos prendas al que no las cumplía. Algunas terribles como tragar sal gruesa, o ir de rodillas por un trecho.
La trampa, elevarse un poco, no seguir el nivel, moverse sin querer o queriendo, estirar la pierna. El escogido podía y muchas veces lo hacía, saltaba de costado, eludía diligente el mayor esfuerzo, dejaba sin chance al estorbo.
Cuando en las noches cálidas, veo parques llenos de ojos- celulares, que no miran ni la tierra que pisan, ni el cielo que habitan, siento una increíble necesidad de comparar éstos sencillos juegos, que se tenían al alcance del cuerpo que habitábamos, de la imaginación que presidimos, y los comparo con actos de la vida.
Idear en un giro a ser otro, imitando lo visto, bailando sin música, acompañados en nuestra soledad, pensando en que somos lo que ven los otros. Juzgando, eternamente comparando. Ilusionistas del presente.
Saltando sobre el otro, logrando en una zancada la altura establecida, haciendo la trampa, la zancadilla, o con clase, con calidad, saber perder en ésta vida.
Si enlazas el pasado y el presente, vas a quedar como yo, pensando que soy una bailarina, que juega con nubes agazapadas, que me elevo apoyando mis palmas en la espalda del cielo infinito, y que la estación, el color, el lugar y la música la elijo yo.
«Vestida de diciembre, de blanco, y de hilo.
Te espero en mis saltos, te aguardo en mis giros.»
•Vintén. » Me resulta dificilísimo, definir un vintén. Pienso que a un tiempo esta monedita conseguía ser una maravillosa galera de prestidigitador, y el más enano y cruel de los sirvientes.» Carlos Maggi. » Gardel, Onetti y algo Más » 1964.
Cada uno de nosotros pertenecemos a un tiempo y a un lugar y los tiempos cambian y los lugares son muchos………
Un Abrazo Stella 🙂 .
Lo que dices no está en discusión.
Tengo la mirada en los niños que me rodean,y veo Joaquín tantos celulares, como si no existiera otra manera de entretenerse.
Son mis usos y costumbres.
Un abrazo.
Hasta pronto.
Que hermoso, me encanto. Mi infancia, aunque no tan lejana, también transcurrió entre brincos, saltos, juegos e imaginación, cantos, bailes. Por eso no concibo tantas teclas en la vida de los niños de hoy, les falta a mi parecer más sol, más cantos, más cielo…
Te diré que de todo el post, me fascino la primera foto, se puede sentir la frescura bendecida.
Un abrazo querida amiga.
La primera foto, es de un baile inventado por ella, en el jardín de casa.
La puse en blanco y negro, como tributo a otra época.
Veo que piensas como madre, más sol, más aire, más imaginación, y menos cabezas gachas…
Un abrazo fuerte.
Hasta pronto.
¡La primera foto es una absoluta maravilla! 🙂
Estoy contigo, querida Stella… me entristece que los niños de hoy en día se pierdan tantísimas cosas de las que nosotras hemos disfrutado… jugar al aire libre, el contacto con otros niños, usar la bendita imaginación que es precisamente propia de los pequeños…
Atesoro en mis recuerdos los mejores años de mi vida, puedo decir sin vacilar ni un instante que fueron esos compartidos con mi grupo de amigos, tal y como lo describes: mirando la tierra que pisábamos y alzando la vista al cielo…
¿Te puedes creer que hasta recuerdo el olor del aire cuando soplaba un ligero viento?
Muchas gracias por llevarme de tu mano a otro tiempo, aquel que tanto amé.
Muchos besitos!!
Cuanto me alegro que llegues de mi mano a la infancia bendecida.
Un abrazo fuerteee..
Hasta pronto.
Creo que nos está pasando a todos, no solo a los niños. Vivimos pendientes de la pequeña pantalla, aunque en ellos es más preocupante porque están perdiendo su infancia, y jugar es bueno y necesario. Debe ser complicado para un padre lograr el equilibrio con sus hijos entre enseñarles a disfrutar de las cosas de siempre y permitirles el uso de las nuevas tecnologías
Perdóname pero veo que he dejado sin responder varios comentarios.
Éstos pequeños escritos, son testimonio de mi época, cuando no nos había atrapado tanto la tecnología, y yo te hubiera respondido con tanto atraso como ahora.
Gracias y hasta pronto.