Mañana de luz inquieta. Filtrada por las persianas, se entretenía en formar óvalos iguales, que danzaban sobre los papeles.
Un secreter, un escáner, máquinas fotográficas, un PC, un block y una birome. A un costado descansando en soledad, los libros dormidos en diferentes planos, de varios estilos, épocas y temas.
Austero el sitio, solamente la imaginación, recargada y barroca, vulgar y simplista hasta la obviedad, dieron al lugar una ecléctica personalidad.
Machacona la curiosidad de saber lo que no es aplicable en el diario quehacer, en la rutina, dejaron sobre un antiguo sillón, los ropajes innecesarios, casi como si fuera una vitrina.
Ya casi sin óvalos, se hizo difusa la luz, la mano se cansó del apuro de la mente. La loca de la casa se concentra, se abstrae, no piensa en los adioses, en el despido, deja de lado la angustia, y como buena secretaría, escribe en negrita…
Para el que quiera leer…
La luz es plena, indiscreta, atraviesa las máquinas, las hiere, el papel comienza a amarillar, se contrae, la birome insulta en el azul, y las manos, caen sobre el teclado…
Busca el color, el ojo ayuda, se entrecierra, y sueña en rojo, verde, azul.
Comienza nuevamente, el momento es tremendamente íntimo, tanto como su desdicha, como su superación, su satisfacción al realizarlo, su base en el escritorio, su fondo de color, su propia imágen..
Los papeles sin letras de un block de apuntes, se despliegan en blancos y grises, se superpone lo superfluo sobre lo lucrativo, lo vulgar de lo selecto, es toda una quimera ordenarlos por valores, una utopía de la mente, de la visión, de la mano, del entorno.
En un clic la imágen impera, se desvanese en un fondo claro ilimitado, no hay zoom que acerque los amores, que enfoque los olvidos, no existe la representación perfecta, la luz no engaña, no miente, no alisa las arrugas, es la mano del hombre la que marca el ritmo de la danza, la luz pone la música y te arrebata el alma.
Foto de stella.