La baya.

 

 

A cinco años de iniciado el blog, doy las gracias y los abrazo muy fuerte a todos mis amigos en la nube.

 

Foto de Stella

Foto de Stella

 

Del perfumado verde, al asombrado blanco, las pausas de negras comas, dan al corazón sin dios evidente, su pagana danza.

Apetecible el fruto que a la boca llega y en un mordisco el paladar se agota, en el zumo  del carnoso marlo.

El Mbuambé, se desgrana en agua dulce, que incita hasta el hartazgo.

 

Mbuambé (guaraní), Imbé, Aimbé (Paraguay); Cipó, Imbé (Brasil).

 

 

Las fotos de adentro.

 

 

Recuerdan al irascible anciano, su bastón golpeador, sus lentes de gruesa pasta marrón, sus continuos y prolongados rezongos.

La tos siempre se instaló en la esquina del living comedor, donde llega el aire y la luz de la ventana, donde un gastado sillón de cuero y su lámpara de pie, dan al sitio un determinado y sobrio estilo.

Se va armar el árbol de navidad, con lo que queda del año pasado.

Marisa y sus niños, se divierten haciéndolo. Mamá dice Nico – Faltan luces, globos, estrellas.

– Saben que no hay mucha plata, al irse el abuelo que daba dinero para las fiestas, tenemos lo justito.

– Mamá, pídele a la tía Alejandra que traiga guías y algún puntero. Comenta Mauricio.

– Saben que la tía, no da nada sin el permiso de Antonio.  Dijo que traía regalos para todos. Vamos a hacer lo que podamos, al sacar los chirimbolos, algo que ví me dió una idea . Lo voy a hacer antes de que despierte Pati.

Marisa había visto al sacar las cajas de la parte de arriba del ropero, tres sobres grandes. Eran las incontables radiografías de su padre. Una historia de enfermedades, que ella sola sabía describir por haberlas sufrido.

Su hermana, siempre fué una deliciosa persona, pero con respecto a las enfermedades, y de ayudar para lidiar con el carácter retorcido del padre era completamente inútil. Para ella siempre sería papito por pequeños y cariñosos ratos.

Llenó la pileta y ante la mirada atenta de los dos niños, puso lavandina, tres grandes chorros.

Empezó a sacar las radiografías.

– Mamá esas son …

– Las radiografías del abuelo. Ya no se necesitan.

– Que son las radiografías, pregunta el más chico que había leído. Torax.

– Son fotos de adentro. Lo misterioso que somos, todo lo que tenemos y no sabemos. Se sacan por medio de un  equipo de rayos llamado…

– Rayos X

A ésta altura Marisa se tuvo que sentar, y pensar si su idea sería tan espléndida como pensaba. Se secó los ojos, era la fiesta de la familia, el entusiasmo de los hijos, sin contar cuando se levantara y lo viera la pequeña.

Los niños preguntan. – Éstas son las costillas…- Ésto más oscuro que és ?

– No saquen más que un sobre. Con uno alcanza. Si quieren saber, son las costillas, ésto es el esternón, éstas son la vértebras que forman la columna, y ésto más o menos oscuro son los pulmones.

– Parecen dos bolsas. Por eso tosía, a los pulmones se los ve refeo.

Coloca seis radiografías en el agua, y lentamente todo desaparece.

– Mamá sabes hacer magia…Mamá borraste todo!

Con una trincheta corta estrellas, el mayor las perfora, y le pasan un hilo de tanza, algunas cuentan con una cola larga y todas bailan. Hay tantas que se llena el árbol, y colocan una en la ventana y la más grande, la de Belén termina el árbol, según dice Marisa.

 

 

Todo sería alegría si no fuera por la curiosidad de la tía Alejandra que dijo cuando Marisa estaba en la cocina aprontando algo para la cena.

– Qué hermosura de árbol, se ve artesanal. Lo hicieron ustedes ?

-Sí, con la ayuda de mamá, que es maga.

La tía Alejandra se acercó más, y miró atentamente la estella de Belén y sus remarcados bordes.

– Están hechas de placas? Reciclaron algo de lo que yo me imagino?

– No son placas, son fotografías de adentro dice Nico.

– De adentro de qué.

– De todo lo que tenemos y no se ve. Es algo misterioso, es mejor que el tren fantasma.

Casi sin voz, la tía pregunta, ya no dice placas, ni fotografías de adentro.

– Son del abuelo?

– No, porque ya no las necesita, y´además  borramos el torax. Sabías que en el torax se guardan muchas cosas, el corazón y las costillas y las bolsas de los pulmones. Manifiesta muy sabiondo el menor.

– Tía no pongas esa cara, mamá tiene muchas te puede dar una cuantas sin borrar, y las lavas y haces estrellas o lo que quieras para la próxima navidad.

El más chico y el más vital, abraza a la tía, y con su mano estirada señala.

–  La que está en la ventana es la del abuelo, porque él siempre necesitaba aire.   Viste que quedan celestes como el cielo?

 

Foto de Stella.

Foto de Stella.

El simplón de la ventana.

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Le causaba rechazo el mirar hacia lo alto de la pared, y ver al terminar esas guardas, imprimidas sobre la cal justo antes de llegar al cielo raso. Lo que cerraba el ciclo del cuarto era un simplón alargado y angosto y su manija para abrirlo.

La luz anémica, venía de un pozo de aire, era magra, casi gris, pero al llegar a los dibujos los iluminaba y los hacía parecer más anchos, más terminales.

– Que te gustaría de regalo para tu cumpleños?

– Una ventana grande, muy grande.

– No podemos cambiar el apartamento, pides cosas imposible.  No te gustaría algo para tí, un par de zapatos, un saco azul, una cartera de cuero con bolsillos, con repartición en el medio, para el colegio?

Cómo se trueca un sueño, con lo ofrecido? Lo anhelado se hizo obsesión.

Se veía corriendo por las guardas, puro laberinto, saltándolas, contándolas, y en los extremos, dejaba su resentimiento opaco.

Rosca muda, sin pedidos, guardabultos, depósito del corazón.

Se comprende lo imposible, se admira al caminar la casa de los otros, se envidia, y el deseo vehemente, se mastica.

Toda una niñez, con una habitación sin aire, y luego una adolescencia apretada por una puerta ventana, hasta llegar a la juventud.

El elixir a los sueños frustrados, la posesión sin trabas. Ventanas abiertas, donde corre el aire libremente, porque suyo es el tiempo, y el olor a grupos de flores sin un perfume definido, gusto de oir la lluvia golpeadora, color a sol quemante, y sentir los pasos ajenos sobre veredas conocidas y ver la danza de pájaros entre las cortinas de voile transparentes.

 

 

La reunión de un grupo de amigas es íntima, y la anfitriona sirve, en unas copas con dibujos geométricos grabadas al ácido, una sidra helada.

– Qué hermosas copas! manifiesta una de las invitadas.

– Eran de mi madre, me regaló todo el juego.

– Qué suerte tienes! Dice otra y agrega.

– Ahora está de última moda todo lo vintage, como éste juego, los platos ingleses floreados, las dulceras de cristal y los botellones como el que tienes sobre ésa mesita. Por lo que veo, posees cosas hermosas antiguas. Eran todas de tu madre?

– Casi todas de ella, hay algunas de la abuela. No sé bien que le pasó con éste juego de cristal, nunca usó ninguna pieza. Me decía que le recordaba a una habitación, que tenía un simplón. Mi madre guardaba en su mente, visitantes nocturnos, y una manera extraña de divisar ciertas cosas.

 

Todas al unísimo, Por un 2015, mejor…Felicidades…Suerte…Salud…Éxito…Amor…

– Brindemos.

Las copas se levantaron y formaron una guarda griega, levemente amarronada, sobre los jóvenes rostros, que sin saberlo, festejaban felices.

Foto con torsión y fusión.

Foto con torsión y fusión. Stella

Por un resquicio, del hermoso lugar, sin que nadie lo viera, entró zigzagueando  el simplón de la ventana y su manija, se fueron elevando hasta toparse con la greca griega, y Helios hizo un milagro de luz sobre los recuerdos…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El ángulo.

 

Entró codicioso en la escena un ángulo de luz y robador goloso, iluminó la cuchara de madera que gira su rulo sinfin, al compás de la muñeca, saciándose de dorados surcos.

Sobre el pan deja un rastro brillante, y zigzagueante. Dulzura infinita en la boca, que ni el té amargo logra acallar.

Los lados se fueron uniendo para el encuentro en el orígen común.

Las sombras dejaron vivos los contornos y la voz pregunta.

– Qué hacés sola y a oscuras?

En la tardecita, todo se acalla y cuando llegó la luz sin vértice, sin mendigo que pidiera lámparas, la magia se diluyó sin respuesta, mientras la boca murmura aromas.

 

Foto de stella.

Foto de stella.