Las fotos de adentro.

 

 

Recuerdan al irascible anciano, su bastón golpeador, sus lentes de gruesa pasta marrón, sus continuos y prolongados rezongos.

La tos siempre se instaló en la esquina del living comedor, donde llega el aire y la luz de la ventana, donde un gastado sillón de cuero y su lámpara de pie, dan al sitio un determinado y sobrio estilo.

Se va armar el árbol de navidad, con lo que queda del año pasado.

Marisa y sus niños, se divierten haciéndolo. Mamá dice Nico – Faltan luces, globos, estrellas.

– Saben que no hay mucha plata, al irse el abuelo que daba dinero para las fiestas, tenemos lo justito.

– Mamá, pídele a la tía Alejandra que traiga guías y algún puntero. Comenta Mauricio.

– Saben que la tía, no da nada sin el permiso de Antonio.  Dijo que traía regalos para todos. Vamos a hacer lo que podamos, al sacar los chirimbolos, algo que ví me dió una idea . Lo voy a hacer antes de que despierte Pati.

Marisa había visto al sacar las cajas de la parte de arriba del ropero, tres sobres grandes. Eran las incontables radiografías de su padre. Una historia de enfermedades, que ella sola sabía describir por haberlas sufrido.

Su hermana, siempre fué una deliciosa persona, pero con respecto a las enfermedades, y de ayudar para lidiar con el carácter retorcido del padre era completamente inútil. Para ella siempre sería papito por pequeños y cariñosos ratos.

Llenó la pileta y ante la mirada atenta de los dos niños, puso lavandina, tres grandes chorros.

Empezó a sacar las radiografías.

– Mamá esas son …

– Las radiografías del abuelo. Ya no se necesitan.

– Que son las radiografías, pregunta el más chico que había leído. Torax.

– Son fotos de adentro. Lo misterioso que somos, todo lo que tenemos y no sabemos. Se sacan por medio de un  equipo de rayos llamado…

– Rayos X

A ésta altura Marisa se tuvo que sentar, y pensar si su idea sería tan espléndida como pensaba. Se secó los ojos, era la fiesta de la familia, el entusiasmo de los hijos, sin contar cuando se levantara y lo viera la pequeña.

Los niños preguntan. – Éstas son las costillas…- Ésto más oscuro que és ?

– No saquen más que un sobre. Con uno alcanza. Si quieren saber, son las costillas, ésto es el esternón, éstas son la vértebras que forman la columna, y ésto más o menos oscuro son los pulmones.

– Parecen dos bolsas. Por eso tosía, a los pulmones se los ve refeo.

Coloca seis radiografías en el agua, y lentamente todo desaparece.

– Mamá sabes hacer magia…Mamá borraste todo!

Con una trincheta corta estrellas, el mayor las perfora, y le pasan un hilo de tanza, algunas cuentan con una cola larga y todas bailan. Hay tantas que se llena el árbol, y colocan una en la ventana y la más grande, la de Belén termina el árbol, según dice Marisa.

 

 

Todo sería alegría si no fuera por la curiosidad de la tía Alejandra que dijo cuando Marisa estaba en la cocina aprontando algo para la cena.

– Qué hermosura de árbol, se ve artesanal. Lo hicieron ustedes ?

-Sí, con la ayuda de mamá, que es maga.

La tía Alejandra se acercó más, y miró atentamente la estella de Belén y sus remarcados bordes.

– Están hechas de placas? Reciclaron algo de lo que yo me imagino?

– No son placas, son fotografías de adentro dice Nico.

– De adentro de qué.

– De todo lo que tenemos y no se ve. Es algo misterioso, es mejor que el tren fantasma.

Casi sin voz, la tía pregunta, ya no dice placas, ni fotografías de adentro.

– Son del abuelo?

– No, porque ya no las necesita, y´además  borramos el torax. Sabías que en el torax se guardan muchas cosas, el corazón y las costillas y las bolsas de los pulmones. Manifiesta muy sabiondo el menor.

– Tía no pongas esa cara, mamá tiene muchas te puede dar una cuantas sin borrar, y las lavas y haces estrellas o lo que quieras para la próxima navidad.

El más chico y el más vital, abraza a la tía, y con su mano estirada señala.

–  La que está en la ventana es la del abuelo, porque él siempre necesitaba aire.   Viste que quedan celestes como el cielo?

 

Foto de Stella.

Foto de Stella.