El cucurucho.

– No, tu no eres el papá de Lizzi, porque ella es mi hermana.

La pequeña de óvalo perfecto y ojos oscuros, se le enfrentaba al hombre que insistía.

– Sí soy el papá de Lizzi, pero éso no cambia nada. Lizzi, sigue en la casa y ya está.

– No te creo, eres un mentiroso, porque nuestro papá es Yaqui, se llama Yaquinta y le dicen Yaqui y trabaja lejos, en la petrolera que está en la Patagonia…Patagonia..

– Sabes donde queda la Patagonia?

-Lejos..Lejos..dijo con un gesto como que bobo lo que pregunta.

Hacerle comprender algo a una niña de cuatro años, era una tarea difícil. Y a él como un castigo, como una mea culpa le tocó ésto.

– Cuando tu hermana salga del baño, le preguntas. O cuando llegue tu mamá que me dejó éste fardo, le pides que te explique. Él siguió tomando la limonada,  viendo como danzaban los cubos de hielo. Extrajo uno y se lo pasó por la cara.

– Qué es fardo?

– Algo pesado..pesado..

La pequeña, enojada, se sentó en una silla y escondió su cabeza entre sus brazos.

Salió la hermosa Lizzi, con su cabello mojado, y la cara pálida.

– Decíle al mentiroso de Juan, que es sólo un amigo, que no es tu padre, porque yo soy tu hermana.

Se apretaba contra ella, era lo más importante que tenía, tanto como su mamá.

La explicación de los ocho años de Lizzi, la fué calmando.

– Escúchame, no te enojes; cuando vamos a la heladería y no tenemos plata más que para un helado que es lo que hacemos. Pedimos dos palitas, y lo compartimos. Un sorbito para tí, y otro para mí.

Bueno eso hizo mamá, compartió un helado, con Juan y con Yaqui.

De la primera palita de helado nací yo, y de la segunda naciste tú.

La pequeña Carla, se irguió en sus talones, y con la mirada tan desafiante como antes, le dijo a los dos,

– Ahora me van a decir que después de tomarse el helado, tiró el cucurucho!

Algo en el aire, le hizo perder los contornos para siempre.

957cde591b0cd497486835e985346002

 

 

La Tana.

0739fmhb

Más que sus ojos de mar turbulento entre sus negras pestañas, atraía su voz ronca, áspera de vino con especies.

Tenía talle de palmera, mujer que se recompone en la tormenta y la encuentras erguida en la espera.

Bailaba el tango, en algún tumultuosos lugar del Yerbal y en un sucucho por los bajos de la calle Piedras.

Cuando la vió aquel abril del veintiuno, fué de él su risa extraña, su piel de rosa, su nuca, su sonrisa sumisa.

Moró en su peringundín, de pesada aroma, de encuentros furtivos, donde las permisividades llegaron hasta el arte del encantamiento.

En sus desnudos pechos de dulces corolas moradas, se fueron esfumando los prejuicios de su tiempo en un lento fuego, y como presagio del otoño, se consumió hasta su nombre.

Él señorito era él, a ella le decían  La Tana.

vintaje-postal-italiana-reproduccion-de-foto-desnudo-n-52_MLU-F-3603021298_122012 - copia

Título dado.

* Calle Misiones esquina Santa Teresa. Toma desde el extremo sur, durante el proceso de demolición del “bajo” para habilitar la construcción de la Rambla Sur. Año 1929. Foto de la IMM.

* La calle Yerbal. La desaparecida calle Yerbal de la ciudad de Montevideo se ubicaba en el «barrio sur» de la antigua Ciudad Vieja.

* Trabajo de Stella.- Adobefirework SC3. sobre foto postal antigua.

 

Premio Dardos.

 

SERUNSERDELUZ.

Esta escritora y estudiosa mexicana, dueña de un blog sumamente interesante, me nominó a un premio. Me siento sumamente agradecida, y quiero compartir con todos ustedes, ésto.

Concibo los premios como abrazos, así que voy a cumplir con una parte de lo indicado en su sitio.

Me dieron a elegir, y me apropié de Dardos. Saben porqué? Porque muestra una máquina de escribir, y recuerdo tantos años que escribí a máquina, no mis palabras, sino la que me decían los otros….

Voy a nombrar a algunos de mis blogs amigos, sin que ello signifique  ninguna prioridad.

Y si quieren y pueden, contesten el formulario.

Joaquín Sarabia. – Manologo.- Inés Vilapín.- Francisco Javier Tostado.- Xipalín.- Demiannicolas.- Cruz del Sur.  Pluma y Luz.- Niebla.-No nombro a otros con los cuales tengo muchísima afinidad, porque sé que por diversas razones no aceptan premios.

 

premio-dardos-1

1.- ¿Qué tipo de libros/autores/géneros te gusta leer fuera de la blogósfera?

En éste momento, sigo con el estudio de grandes cuentistas nuestros, y voy a mencionar algunos: Héctor Galmés, Mario Delgado Aparaín, Mario Arregui, Anderssen Banchero, Tomás De Mattos…Uruguayos todos…

2.- ¿Por qué escribes y dónde lo haces?

En éste momento te diría, que es una necesidad. Escribo en un pequeño secretaire, en la pieza donde está la biblioteca.

3.- ¿Cuáles son algunas de las características que buscas o te gustan en los blogs que lees?

Algo que me haga sentir a gusto, me tengo que integrar a lo que estoy  leyendo y al mismo tiempo que me enriquezca

4.- Menciona al menos una de tus grandes pasiones (además de escribir,  claro)

La fotografía.

5.- ¿Qué tipo de música te gusta?

Clásica – Chopin. Tchaikovsky…. Popular. Piazzolla. Ginamaría Hidalgo…

6.-   Si fueras de colores, ¿de qué colores serías?

Amarillo – Azul.

7.- ¿Cuándo es tu cumpleaños?

——————-

8.- ¿Cómo describirías tu lugar ideal para vivir? (puedes inventarte uno)

Frente al mar. Aunque adoro donde vivo un lugar sumamente arbolado.

9.- ¿Qué animales te gustan o con cuáles te identificas.

Delfines.

10.- ¿Qué te gusta del blog que te nominó?

Me gusta mucho todo lo que se relacione con las costumbres de los pueblos, o ciudades. México tiene esa riqueza, y el blog sabe trasmitirlo.. Me encantó la biografía de su dueña.

Silvia Eugenia Bachiller.

Entren a su sitio.

A serunserdeluz, nuevamente gracias, y a todos los blogueros amigos los estoy abrazando.

Plantas y flores del jardín 005Foto de Stella. Desde el Jardín .

Hasta pronto.

 

El plumetí.

Usos y costumbres.

Barrio, con núcleos de apartamentos, que tenían poco más de dos pisos, la mayoría por escalera, y muchos interiores, construídos en la misma época para la renta.

Lugar céntrico, arbolado, que logró la sociabilización de sus habitantes, saliendo la mayoría en las noches cálidas, a las veredas, con sillas de cardo o lona, o modestos bancos de madera, a tomar el fresco, que las pequeñas ventanas, daban por misericordia.

Fin de año, comienzo de bombas brasileras, colocadas bajo latas de aceite, estruendo favorito de todos aquellos que gustan del susto de los otros, y el pavoroso miedo de los niños, y los perros.

Fuegos artificiales, inundan el cielo.

Se brinda, se comparte la sidra helada, o la moscatina, en vasos encerados.

A la niña la han vestido con su mejor traje de plumetí celeste, larga falda,  cinto ancho de seda, y mangas cortas y abuchonadas.

Vestida de princesita, le dieron como varita mágica, una magra cajita de seis luces de bengala.

Agustín, el más rico de la cuadra, porque come nueces y avellanas; tiene  una rueda de colores, un triángulo, y un tubo grueso que emite una fuente que cambia de color, con el solo movimiento de la mano.

Dan las doce, toca la iglesia del barrio las campanas grabadas, comienzan las luces, los cohetes, los besos, los abrazos, los augurios, entre vecinos de  la cuadra;  en la calle que es de ellos, porque la felicidad no tiene paredes, ni escaleras, sólo puerta de entrada.

Felíz año nuevo!

Un fósforo largo de madera, de gruesa cabeza roja enciende la magia, que comienza, con un chisporroteo de pequeñas estrellitas plateadas, que agonizan y se extinguen a la tercera vuelta.

Agustín, quiere que la niña le regale una de esas pequeñas varitas grises, la niña se niega, le quedan solamente dos, y en ese sacudón, se quema la manga de plumetí, se apaga al instante y deja como saldo, un pequeño e  infame agujero chamuscado.

No pasó nada, nadie se quemó, solo es tul bordado con diminutos topos.

La niña llora, Agustín dice. – Yo no hice nada, fué ella que quemó la manga! Es una egoista, no me quiso prestar una vara.

Por ese agujero gris del plumetí, han pasado muchos augurios, y brindis de fin de año, por ahí huyeron las motas blancas de la esperanza.

Pregunta como hablando sola, y mirando por arriba de las cabezas, el cielo estrellado.

– Qué saben del plumetí?

La casi adolescente la mira extrañada, y como sacándose una inexistente culpa responde.  – Yo de éso no se nada.

Otro de los jóvenes dice.

– Si quieres lo busco en la tablet, y te digo.

– Olvídalo …Ya no existe, es sólo una chanza!

Foto de Stella.

Foto de Stella.