El dije de amatista.

Foto de Stella

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La ciudad se levantaba. Se abrían las persianas, los porteros lavaban las veredas, los negocios recogían las rejas,  las amas de casa hacían las compras, la feria vendía las ofertas, los quioscos los diarios del día.

Autos, y omnibus, llenaban las calles de personas que pretendían llegar en hora.

En una esquina, donde se une la plaza con la calle principal, él vió esos ojos color miel, las pestañas espesas, y  la mirada sensible, sintió esa media sonrisa sobre su boca.

La cadena que rodea el cuello, mueve con compás su dije de amatista.

El encuentro.

–  Bruno, ésta es Margarita.

-Los ojos apenas retienen la mirada, y lo boca apresurada dice:

– Encantada de concocerte.   Disculpen..Me marcho, tengo el tiempo justo.

Luisa se quedó asombrada y le dijo al hombre.

– Perdona, Margarita no es así de reservada, hoy estuvo hasta antipática.

– No tiene importancia.

– Cómo sin importancia, es mi familia.

– Tú familia?

– Claro, Margarita es mi hermana.

Con asombro el sol se sienta en los bancos de la plaza, y las sombras robadoras comienzan a notarse.

El hombre y la mujer tras un abrazo se separan.

A pocos pasos..Bruno siente la voz de Álvaro.

– Esperame, vamos juntos al estudio. No te olvides que hoy a las 16 horas, estamos citados por el Dr Filloy.

– No voy a poder ir, le dí autorización a Miguel para que me represente. Hoy llega Mirta y la tengo que recoger al Aeropuerto.

– Yo creí, que te habías separado de ella.

– Nos dimos un tiempo, mientras ella está haciendo la pansantía en Boston.

– Y esa jóven con la que te ví abrazándote, sabe de Mirta? Perdoná que me meta..Yo estimo mucho a Mirta.

– No sabe, pero no tiene importancia.

– Ella es la que no tiene importancia o que no lo sepa.

– Las dos cosas al mismo tiempo… A tí te gusta Mirta?

Las miradas dicen más que las palabras, se esconden en las molduras del Palacio Salvo, y en el empedrado de la peatonal Sarandí.

– Siempre me agradó, es alguién a quien conozco. No iba a ser mi cuñada?

– Cambiando de rumbo. Quería ajustar contigo la conciliación, ya le dije a Miguel que afloje un poco en la cantidad inicial.

Se dirigen al estudio y él se queda en su despacho con la mentira y la media sonrisa de Margarita que le muerde los labios porque “Destruimos, siempre, aquello que más amamos”

Sus ojos ven desde el ventanal, sobre los árboles la cadena y el dije bamboleándose, con su aro dorado y su violeta amatista. Lo regaló hace tiempo, y lo siente quemante, sobre ese pecho, con su tersura tan deseada.

 

– Despierta Bruno, despierta Bruno…Te da el tiempo justo para ir a almorzar e ir a buscar a Mirta.

El sol en plenitud, cae perpendicular sobre las angostas calles de nombres patricios y héroes lejanos de la ciudad vieja, y los restoranes, con sus menús ejecutivos, se llenan con los iguales hombres de negro.

Foto de Stella

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  Palcio Salvo. De estilo Art Decó ecléctico, combina referencias renacentistas con reminiscencias góticas y toques neoclásicos, su silueta característica se ha convertido en un emblema de la ciudad y recordatorio de los años de prosperidad de las primeras décadas del siglo XX.

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