Un día gris, lluvioso. Los ojos acerados, miran sin preguntar.
– Hola..Sé que te llamas Luciano..Me dijeron que tú querías conversar conmigo.
El cuerpo gira, y sin levantar la cabeza, cómo respondiendo al tiempo responde.
– Yo no quiero hablar, yo necesito ver a mi madre. No sé quien es usted.
– Me llamo Luisa, y soy Asistente Social, tú pedido llegó a mí através del Juez de Menores, y vine a escucharte.
Sube la mirada, se detiene, hace remolinos azulados el agua, y los ojos del niño dicen lo que no pueden explicar las palabras.