Compró sueños a bajo precio, en el final de un remate.
Luego no supo transferir con ellos.
Los puso a la venta como saldos de estación, con talle único, oferta del año, regalo de reyes.
Sin práctica en la oferta, llegó la decepción.
Resultó que se encontró con un experto en mercadotecnia y le aconsejó.
Suba el precio, dele matices, agréguele una marca, seleccione, proporciónele voz, concédales un registro, póngale música y véndalos de a uno.
Ahora después del imprevisto y fructífero negocio, se encuentra con los anaqueles vacíos y no sabe donde comprar para reponer tantos imposibles.