Te equivocaste mamá, se dice así..

Empezó, por trastocar los nombres de las cosas.

Su andar se acortó. Al principio, causaba gracia a todos, en la casa le decían, tenés andar de bebé, pasitos seguidos e inseguros. La hija la llamaba  ” mamá la gheisa ”

Cuando se equivocaba en lo que decía, la corregían y le decían: ” Te equivocaste  , mamá “.. “se dice así.. ”

La señora  que cosió  siempre tan bien para todos, dejó de hacerlo,  porque no recordaba donde se guardaban las cosas y no sabía distinguir, los colores, las agujas de las tijeras, y cortaba trajes sin ningún sentido. Perdió el ” para ..qué. y el porqué  de los hechos ! ”

Un día cuando entraron a la casa la encontraron sentada en el living conversando con un señor que vendía escobas y plumeros, y sobre una mesita baja, había dos tazas de café con la que convidó al visitante. Cuando le preguntaron que era lo que hacía el visitante..respondió – Que había venido a arreglar el péndulo del reloj, porque no daba más las campanadas. Lo extraño, era que en la casa, no existía un reloj..de esas características

Cuando olvidó,  su nombre, y le daba lo mismo que la llamaran,  Marita,  Mariela, o María,  siempre respondía, porqué empezaba con Ma..de mamá.- Aunque se llamaba Sonia.-

Ahí fué cuando nadie se rió más,  porque se dieron cuenta, que era otra persona en las sombras, la que habitaba  la casa.

Deambulaba, de noche,  no le temía a la oscuridad porque era nómade de sus propios pasillos.

La  gheisa,  la extraña, dejó de pintarse, porque dejó de mirarse al espejo, dejó de bañarse, porque no le interesó oler a su perfume favorito;  cada prenda que se sacaba la dejaba a su paso, y así se desprendió de todo lo pequeño y lo grande que había a su alrededor. Le costaba  tragar la cantidad de medicamentos que le daban, porqué se atoraba,  hasta que aprendió a guardarlos en la boca y a escupirlos, cuando nadie la veía.

Olvidó el baño, y para que servía, cual era su cuarto, su cama, las piezas de su casa le eran ajenas, eran inquilinos del laberinto de su mente y se alejaron las caras de sus vecinos, de sus amigos, de sus nietos; los veía sin ver, les sonreía sin querer, los amaba como siempre pero sin saberlo.

La cuidaron todos,  hasta que fué infinito el cansancio, nunca sabrán si físico, o mental  porque si es difícil vivir queriendo, mucho, más lo es con un extraño, que reponde con silencio, o con ira .

El que mira sin ver, el que escucha y no oye, el que va sin rumbo, el que está afuera y quiere entrar, el que llora sin tristeza, el que juega como un niño, sin tenerlo adentro, el que ensucia sin querer, el que agota, hasta la fragilidad misma..

Así, un día por una  razón, que se llama descuido, quedó la puerta abierta que daba al jardín, y la extraña, la rígida  la que se equivocaba siempre, se miró al espejo, y nadie supo lo que vió, pero tomó su propia almohada, y se la colocó debajo de su traje y la sujetó con la bombacha, y como una embarazada, salió a la calle, por un jardín lindero al suyo.

La buscaron, toda la mañana y la tarde, preguntaron a todos, si la habían visto, pensaban que con su andar, no podría haber ido muy lejos, pero muchas veces las predicciones son erradas, y cuando ya anochecía, fué cuando la vieron sentada en un banco de la rambla, mirando hacia el mar.

Cuando su hija la vió, sostenía con sus dos manos, el ficticio vientre, y como acunando un niño, era auténtico el mirar de madre..

Por dios.. .hace tanto que te estamos buscando. le dijeron! y repondió.. mirando hacia su almohada, como siempre le decían cuando ella erraba…

”  Te equivocaste mamá..se dice así…”

cropped-p1040038.jpgFoto de Stella.

Tema dado. Editado en el 2010.