El Conjuro.

– Menchaca..menchaca…la voz fuerte aflautada..dejaba decantar la a..a..en el llamado.

Desde el fondo del camino que daban a las casas, la voz de trombón responde…

– Ya voy, empiecen..

Bajo el alero de madera, y totora la mesa confeccionada con tablones y dos bancos largos, está servida. Cada uno colocó un plato hondo,  su vaso y sus cubiertos; son todos diferentes igualados en la necesidad. Un montón de papeles blancos hacen las veces de servilletas. Un lujo, que no se da siempre. Los platos en fila agotan la espera. Está el brillante y rayado de aluminio de Lico,  el esmaltado de Perico, y la casi escudilla del gordo Juan, y otros lisos, y algunos del mercado invadido, con flores chinas. Hay jarras  de barro y botellas de vidrio, con agua fresca del aljibe.

El capataz, impide beber vino en los almuerzos, después de la jornada hay libertad, siempre que se comience en hora el trabajo del dia siguiente. Hoy hay ensopado, galleta y de postre Martin Fierro.

Menchaca se sienta el último, casi todos han empezado a comer, el silencio se rompe con el ruído de la masticación, y alguna conversación, y risas cortadas. Manotones, y fiesta de moscas.

Todo huele a guiso, y a naco.  El cucharón se mueve rápido y llena el último plato, con todo lo que sobra en la olla.

Menchaca traga rápido, y aquieta la mirada en los fideos y la carne.  Cuando casi todos

han terminado, se sienten los insultos de Menchaca..

– Llama a los gritos a la vieja cocinera.

– Melisa…Melisa …Coño…que comida de mierda me das…

Al rato navegando en su cansancio, aparece un enorme delantal azul, y el pelo agrisado y ondeado.

Mira al capataz, y mira el plato que el hombre le estira.

– Qué es ésto?

La mujer, evidentemente no ve nada extraño.

Menchaca agarra la cuchara y saca un pequeño bulto amarronado y verdoso.-  Me querías envenenar, vieja bruja, porque no te dí el aumento que pedías.

La mujer busca los lentes, que le cuelgan de una cuerda, y ve un  sapito, de esos que se pegan a la pared, que con las patas abiertas con ventositas dan su bendición. .

– Cómetelo, delante de todos.

La voz fuerte conmueve, algunos sienten asco en la boca y giros en sus estómagos por lo que han tragado, pero la vieja parece inmutable. Se acerca toma la cuchara y examina el sapito como una especialista. Se diria que le conversa.

-Es tan Pequeño Menchaca, que se lo come cualquiera, y debe ser el curioso, que le dejó el rico sabor a la comida..

– Te lo tragas ahora..ahora..Se ven los dientes filosos de la incomprensión .

La vieja mira detenidamente al sapito y lo besa en la boca, antes de engullirlo. El asombro los paraliza a todos.

La vieja es más valiente, que muchos de los que viven en los galpones..Es de las pocas que pidió mas plata por su trabajo. Nunguno se animó a defenderla. Melisa no lo necesita, es media bruja y media santa.

Lo que era azul, se transformó en blanco, lo que era gris en dorado, lo que era viejo, en una esplendorosa juventud, y la voz fuerte y aflautada, en música. Nunca habían visto una belleza semejante!

Se formó un remolino, a Menchaca se le movió feo el entripado, y  los peones  quedaron paralizados por algo tan imprevisto, incomprensible.

Chifla la tierra, gira, baila, cuando llegó al alambrado el viento lo eleva, nada tiene peso, todo se abre ante la indiferencia y luego se  afina mientras canta   » Abra cadabra pata de cabra, …»

Y aunque usted no lo crea, la puerta se abrió y Melisa se evaporó..

 

Foto de Stella

  • Cuando niños, jugabamos a ser magos.
  • .abracadabrapatas-de-cabra..Ojos de sapo, patas de rana, que tengas suerte toda la semana, Alas de murciélago, cola de lombriz, que hoy y siempre seas muy feliz..
  • Martin Fierro. Es un sencillo plato de postre, típico de la Argentina y del Uruguay entre otros países. Se trata de uno o más cortes de queso, acompañados por dulce de batata, guayaba o membrillo, entre otras variantes.
  • Naco.Trozo de tabaco negro en trenza para mascar.