En silencio

 

 

Foto de Stella

Foto de Stella

Los adoquines desgastados, reservorios de lloviznas, cobijan el sol en la tierra de sus juntas, y germina el yuyo sin importancia alguna. Sitio que es sonido, testigo mudo, de un andar de  todos.

El gris, se angosta y llega casi hasta la reja que limita.

Plaza verde y blanca, con árboles con memoria, miga de pan, de palomas y gorriones, todo me hace añorar tu cercanía.

Desde ahí partimos con las ilusiones en maletas, con bolsos repletos de dulzuras, en un enero nuestro, con los ojos abiertos al ensueño, y el silbido como música, como fuente inagotable del encuentro.

Hoy en esta eterna espera, viajo sin límites, sola por la plaza, sin valijas y en silencio.

 

Foto de Stella

Foto de Stella

 

Pasá

Pasá , tienes pronta la cena, la mesa está tendida.

Deposita tu mirada donde gustes. Ahí está el perchero, donde habitan las estaciones, el paraguas, el sombrero de paja, la bufanda de lana, las llaves de la casa.

No te detienes; para tí son cosas accesorias que puedes comprarlas.

Deposita tu mirada donde gustes, en el sillón, en la cama, en los bordes de la almohada, en los libros leídos, en mis notas, en la ropa colgada.

No sabes lo cansada que me siento, tanto, que puedo compartirlo todo, menos el contorno de mis lágrimas

Foto de Stella.

Detalle de uno de los macetones  de la Plaza Cagancha. Foto de Stella.

Solo ha dicho pasá, todo lo demás lo ha pensado, y se escabulle su domesticación, por las fisuras de su alma.

Él entra silbando, le besa la mejilla, le palmea la espalda, prende la televisión, y cómodamente ignora, que el sitio hace mucho tiempo ha dejado de ser su morada.

 

Relato breve sin publicar. 13 de abril de 2015.

La Plaza de Cagancha es una de las plazas características de la capital uruguaya Montevideo. Es conocida también como Plaza Cagancha o Plaza Libertad. La columna de la paz, situada en dicha plaza, es el Kilómetro cero de las carreteras nacionales.

 

 

 

Perdiendo límites.

 

Foto de Stella.

Foto de Stella. Jardín Botánico.

La tarde con un sol de vino, sobre las copas de los árboles, presta oídos a quien en ese estar sin hacer nada, deja que la lengua baile presta.

–  Además de parecerse a una aspirante a la medianía, yo la consideraba una pazguata a la mujer del tío Goyo, hasta que se casó con él.

– Es Cintia la que murió la semana pasada?

– No, me refiero a la primera mujer, ustedes no la conocieron. Se llamaba Celeste.

– El tío Goyo, es casi centenario, mamá siempre comenta que no sabe como vive, con doscientos kilos de grasa?, pregunta uno de los jóvenes, y se ríen de la vejez, y del tío abuelo gordo que no conocen.

– Cuando se casó era un hombre de aspecto corpulento, que imponía, porque era muy alto. Era un inocentón, por éso se casó dirían en mi época, en un tris.

Hace un chasquido con los dedos.

– Creo que lo impresionó, la blusa blanca, la larga falda gris, y unos lindos ojos castaños.

– Mucho antes de haber empezado la dictadura, ella dejó de estudiar, diciendo que era imposible hacerlo en ése revoltijo en que estaba la enseñanza. No se discutió el tema, él era el dueño de casi todo.  Nadie pensó, o todos pensaron en el dinero que se evaporaba del tío Goyo..

Se detiene, junta los recuerdos y los mezcla, se sabe parte de los mismos, y casi susurra..

– Después de casarse, Celeste comenzó a cambiar, dejaba de cerrar los primeros botones de la blusa, acortó la falda, y comenzó a subirse a unos tacos de diez centímetros. Una vez me la encontré en la calle, se había recogido el cabello hacia un costado, le miré los ojos, vi la soledad sin compañía y en ése mismo  instante quedé flechado. Me pasaba pensando en ella cuando me levantaba y seguía con ella en la cabeza hasta acostarme. Soñaba ese sin sueño, la veía mía, y por mucho tiempo odié sin querer al tío Goyo.

– Te enamoraste de ella, a nuestra edad ? Yo estoy arreglado con, …y a mi me gusta una de tercero…y a mi la hermana de un amigo..

No escucha, se posesiona, recuerda lo que quiere, se siente joven.

– Ella se metió con amigos barbudos, y mujeres guerreras, que repartían panfletos y cobraban peaje.

– Y el tío Goyo, no hizo nada ?

– Nada que nosotros sepamos. Yo seguía con la obsesión, me sentía un desgraciado, cuando tuve la infeliz idea de escribirle unas líneas..

–  Porque no la llamaste por teléfono, era más simple.

–  Porque nadie podía saber que era yo el que escribía.

Los jóvenes se miraron, se hicieron señas entre ellos, y se rieron . Hacía tiempo que nadie contaba la historia de esa manera.

– Tomé un papel cualquiera y escribí…Me quiero acostar contigo… Estaba seguro que ella gustaba de mí..Puse la hoja entre las persianas de la casa, porque yo sabía que ella era la única que las abría. Al otro día, lo que menos esperaba sucedió..

– Te pescó el tío Goyo?  – Celeste descubrió que eras tú, y te dijo que sí!   Eras  bravísimo!

– Ella escribió en el mismo papel, unas palabras que decían así de claro…Anda a cambiarte los pañales..y la pasó por debajo de la puerta.

De casualidad dí con la nota, pero ésta vez dirigida a mí, porque no sé que explicación hubiera dado.

– Era mayor que tú, te dijo bebe meón…y que pasó?

– Lo que yo quería no sucedió, y no pudo suceder porque se tuvo que marchar de apuro a Suecia, porque vino el golpe de estado,…

– Y el tío Goyo? Seguro la siguió.

– No la pudo o no la quiso seguir, creo que se sentía liberado, aunque lo llevaron preso, por las dudas..Fueron unos meses horrendos, pero el los festejaba…Y cantaba..Victoria! Saraca, victoria! Pianté de la noria; Se fue mi mujer!

– Y tú supiste algo de Celeste, no la seguiste, no la llamaste?

– Yo era menor, vacilé y no tenía ni un peso. No supe nada de ella, pienso que debe haber muerto de  indiferencia.  En la época de la dictadura, muchos se enredaron con las ideas, y no sabían a donde ir. Hubiera sido una excelente maestra para mi, porque no saben cuanto la deseaba.

– Era mucho mayor que tú? Le preguntan azorados los jóvenes.

– Tenia diez años más que yo. Lo último fue lo más inesperado.

Silbaron al unísono.

Abuelo te pasaste de rosca!.La abuela sabe lo que estás diciendo?

– Lo sabe y no le importa, porque dice que todo quedó en la familia. Celeste es hermana de la abuela. Eran muy parecidas!

Entonces por eso te casaste con la abuela?

El narrador calla. Los ojos se ven pequeños, sonríe a apenas, deseando imposibles. Ha perdido los límites.

Los nietos lo abandonan y le gritan  ¡Abuelo queremos conocer antes de que se vaya al tío Goyo, debe ser genial!

Mientras el sol que los acompaña, oculta su morado en el ramaje de la historia leudada.

 

Foto de Stella. Casa de Vaz Ferreira,

Foto de Stella. Jardín de la Casa de Carlos Vaz Ferreira, Día del Patrimonio.

  • Tris-Tiempo muy corto u ocasión muy cercana.
  • Tango Victoria.Victoria! Saraca, victoria! Pianté de la noria; Se fue mi mujer!  Letra de Discépolo.

 

 

 

 

 

 

Mis magos

 

 

 

Foo de Stella

Lámina sobre cartón. Serie Los niños. Foto de Stella

 

 

Mis Reyes…mis magos…

Desearía que me trajeran, una linda muñeca, con rulos rubios, o un bebote con chupete. Unos zapatos mocasines, una bicicleta, unas medias lisas, y ….

No sé si sería ése el órden de la súplica, la memoria cambia, revolotea, rellena los huecos, y deja al final algo semejante al pedido, o un susurro del mismo.

Siendo niña, cuando aún sin saber leer pegaba en un papel, alguna lámina de objetos deseados e imposibles, que malamente había recortado, y les decía a quien se dignara escucharme   – Los  reyes saben lo que quiero.

Cumplo en diciembre en víspera de noche buena, y cuando llegaban los reyes, los pobres tenían agotado el bolsillo, no sabían de tarjetas de crédito, todo se compraba al contado, estaban tan cansados de caminar para buscar el mejor precio para regalar lo que se podía, que cuando al fin veían mis zapatos, les quedaban pocas cosas , aunque la que calzaba los zapatos fuera lo más importante que tenían..

Eran pobres en juguetes mis reyes, tanto, que nunca llegué a entender, sus coronas, sus capas, sus bolsos, sus extraños camellos, y mucho menos que los guiara una estrella.

Siempre creí que eran unos despistados, egoistas, y por mucho tiempo estuve convencida de que no sabían leer.

Ahora que todos los cuentos me han sido contados, me gustan los reyes, su mirra, oro e incienso, su pasto y su agua; porque esa ruta marcada por una estrella lleva a ése niño pobretón, y espero que ellos intercedan por mí en el momento oportuno, y que el niño me estire los brazos en un pedido de upa.

Vaya a saber si no me dice Abu..mientras me sonríe.

Diría que de verdad son lo que se dice magos, porque todo lo he recibido, y es más, me han regalado más de lo soñado.

Conmigo se han portado con un encanto inaudito, acumularon todos los pedidos, desde cuando no sabía escribir, hasta las pequeñas esquelas muy prolijas que hacía, algunas con dibujos, hasta hoy que escribo esta, con fecha de vencimiento.

Gracias mis tres amigos, mis hechiceros, los que idealizaron mi infancia con sus mágicos ensueños.

No se olviden de regalarle a mi familia y a todos los amigos de la nube el tiempo rico en emociones, esencia de amores, cultura e imaginación..

Regala tú  y comparte,  metamorfosea lo que resta , piensa que harás con lo adquirido,

Transforma todo en realidad, y  no dejes de fantasear, en cielos infinitos,

 

 

No se preocupen por mí, si llegan a visualizarme,  por algo será que me pusieron en mis ballerinas,  a mis dieciocho años, un As Rey de Espadas rubio y bravísimo, que hace poco perdí, en fiera batalla. 

 

..De lo que extraño, nada me reditúa ….De todo lo demás ya tengo en demasía.

Stella.

 

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Foto de Stella.