Casas abandonadas XI.
La cúpula, era un mirador para apreciar la cercanía de un arroyo y sus parques. La azotea con balustres, y las dos plantas con galerías en forma de herradura, mostraban el eclecticismo que se apreciaba en la fachada.
Una esquina con salida a tres calles. Una avenida recibía a los visitantes por un gran portón de hierro con volutas, y al abrirlo te convidaban con un jardín perfumado por magnolias, y un alto muro perimetral cerraba la visión donde estaba situada la puerta trasera, y otro gran portón para que entraran los proveedores y los carruajes.
Época de un Montevideo con enaguas, cuando muchos de sus habitantes se sentían franceses, y todo se reflejaba, en la vestimenta, las casas, los mobiliarios, los jardines.
Hoy la retraté en su agonía, antes de que quede ese predio hermoso despejado del todo, y los añosos árboles, sepan de su muerte anunciada.
Están quedando como testigo mudo de la dejadez de la ignorancia, dando todo por perdido, un portón, las columnas, adosados a su muro, la maleza, los árboles, y los nidos.
Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.A la izquierda del roble – Poemas de Mario Benedetti