Rosa Cande

 

Hoy sentí un perfume dulzón, de alargada forma, que haciendo giros en mi mente, me inundó la boca.

El papel encerado en mis manos, una mezcla pegajosa, ni dura ni blanda, que costaba tanto quitarla de los dientes, porque era tan nuestra como la infancia.

No había mejor yapa que el almacenero pudiera darnos que un Cande. Para mí, era la gloria del fin de semana, el regalo de un buen comportamiento, el final de un cumpleaños…

Hoy cuando leo un blog amigo que entre otras cosas maravillosas dice » La vida es esa cosa que …todos amamos tanto y mucho más cuando empezamos a perderla.»enriquetarragófreixes

Te digo…..Si pudiera te mandaría un cande, para compartirlo a medias, con esa tristeza tuya. No sé donde encontrarlos. Tal vez sigan existiendo, pero si el trabajoso dulzor sacaba las penas y las decepciones de la infancia….porque no pensar, que en un día gris todo se puede olvidar con el rosa cande, ése de industria nacional,  ése  que se chupa y nunca se acaba….ése caramelo de C de corazón, de C de cobijo, de C de cariño, C de Camila,  de C de candil.

 

Foto de Stella. La Floresta. Una parte mía.

Una infancia que es parte mía. La Floresta. Foto de Stella.

Nada dicho

Realidad es la que es, sí, una terrible y emotiva, sensación de que “vivir”, solo vivir, es algo tremendamente escaso pero, desgraciadamente, suficiente.  Más, mucho más, no sería vida.” Éstas pequeñas cosas..enriquetarragófreixes

 

– Saben lo que me está ocurriendo? dice con voz pausada, como cansada de tanto andar.

Queda el mate que ceba Víctor en mitad de camino,  Martita y Cora dejan las cartas sin dar.

– Que es lo que te pasa mamá?

– Se me están borrando las caras queridas.

Los tres se interrogan con la mirada.

– Te estás olvidando de mi cara abu?

– De tí no, porque te veo. Olvido en partes desiguales los perfiles de los rostros, los ojos, las bocas que susurran, los gestos, y para volverlos a formar, como si se tratara de varios puzzles, debo mirar las fotografías desteñidas, algunas en sepia, otras con los bordes dentados. Algunas de tan ancianas, son ajenas a mi memoria.

– Mamá debes olvidarte de los recuerdos, debes estar más en el presente, en el hoy.

– Abu, mírame…vas a ver que éso se te pasa.

– Claro que sí, cuando logre unir todos los contornos de todos los que he amado.

Los ojos en finos pliegues se entrecierran, como si la luz le impidiera divisar con plenitud las imágenes.

La ronda del mate, hace girar la bombilla, y se cubre la yerba de espuma blanca que delimita la boquilla y el juego de la nochecita continúa, como si acá no se hubiera dicho nada.

 

Foto de Stella. Serie Graffitis

Foto de Stella. Serie Graffitis

 

 

El convite

 

La decoración pesada, barroca, de arañas de caireles, cortinas de brocato, y alfombras de arasbescos, en dorados y azules, amortiguan las palabras.

– Qué es lo que más te agrada de mí ?

Él duda, decir la verdad significa aventurarse al rechazo.

Pantallazos de caderas con música y senos redondos que auguran, círculos concentricos de placer, de cintura de junco, de andar candencioso, que se ofrece sin decirlo, y dice con voz aniñada…

– Decime…

La mano cálida, quemante, busca la otra. Divaga la mente, bajo un temblor de labios, que besan rozando, cuando mordería la roja pulpa, y se enredaría en el ensortijado cabello, hasta perderse en su laberinto, y bajaría desde la nuca, hasta morir…

– Tus ojos…Tus ojos son mi perdición..

Ella sabe que él miente, y que de ahí va a al bajo, donde no falta compañía.

La empuja suavemente al marcharse, cuando el sudor empapa su cara y todo su cuerpo hierve bajo el chaleco y la levita.

Cierra la pesada puerta, pasa llave y pasador.

Siente la necesidad imperiosa de desnudarse, de quitarse la enagua,  el corpiño que aprisiona sus jóvenes senos, toda la ropa va cayendo en su pieza.

Hoy sería una más del pecaminoso Yerbal

Sin mentirse en el ensayo, danza…Toda ella desnuda es un convite.

 

 

 

La desaparecida calle Yerbal de la ciudad de Montevideo se ubicaba en el «barrio sur» de la antigua Ciudad Vieja

» Hasta 1930, el sector comprendido desde la calle Reconquista hacia el mar se caracterizó por sus terrenos bajos y calles tortuosas que eran inundadas con frecuencia por el feroz oleaje del Plata. En este hostil e irregular territorio se levantaba el »Barrio Infame», un acentamiento densamente poblado por burdeles y prostibulos donde la práctica de bailar tango era la antesala de la relación privada con la meretriz.» Andrés Parrado

 

Ciudad Vieja. Foto de Stella

Ciudad Vieja. Foto de Stella