La línea.

Dar…sin esperar nada..
Cintas que abarcan el torso   
 y en trémulo cruce, se abrazan en trenza.
 
 
 Foto de Stella
 
 
 

La sonrisa en la angostura de la imagen, dice en andar pausado, del amor en la piedra tosca o en la orilla de la arena blanda .

Así como en el ayer  fue  brasa, hoy en la ceniza llama, por la línea  que cruza  en la nuca, se enreda en la cintura, y  llega hermosa y pagana, hasta el vientre mismo, donde grita y clama.

Foto de Stella.

El Ingeniero Juan Alberto Capurro proyecta en 1870 una villa palladiana para el Dr. Juan Bautista Raffo, propietario del predio. El edificio es desde 1975 Monumento Histórico Nacional y testimonio vivo de aquellas villas de fines del siglo XIX.

Quién te va a comprar!

 

 

Domingo.

Como mantel, un hule con guindas cubre el tablón y los caballetes. Se amontonan las revistas , los comics dicen y hacen imposibles con Bat Man, los Hola nos saludan desde lejanas tierras, cortan los moldes los Burda, los discos de pastas esperan a las púas, y los libros cansados de tanto trajinar, se acomodaron en el cordón de la vereda.

En un costado unas plantas  perfuman el olor reinante, mientras el Pájaro Loco las picotea. Suspiran los libros de poesías, y desde una revista, sale al exterior una hermosa mujer mirando la lejanía, El Para Tí, ha dejado la galantería a Mundo Uruguayo. Selecciones no sabiendo más historias para contar, le pasó la posta a Hágalo Usted mismo …mientras desde un lejano tocadiscos canta Uno, Julio Sosa.

 

Humedad y soles agrietaron sus tapas, libros de feria, pérdida de páginas.

Un matrimonio ojea Labores, con ochos imposibles, y entre tantas postales, surge una cara pálida que los interroga sin propósito alguno, y un niño disfrazado nos dice que es carnaval en otro continente..

Siguen revolviendo, entrando en ése túnel que los hace cerrar los ojos ante el sol.

– Mira,  lee esta poesia…la recuerdas?.

– Espera que busco los lentes de leer. Saca del bolsillo las lentillas, hace un cambio y deja en sus manos los que se quitó, y con el dedo índice sigue los renglones…

» Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo «

Se detiene, las páginas juegan al rango, y sus faltas son compensadas con la voz del hombre.       » lo que estaba dormido sobre tu alma». – No sé más, y tú?

– Tampoco.

Es el toque de la memoria, es el índice, es el encuentro con el pasado compartido.

Se miran, y ansias muertas resurgen, de lo descosido.

Dejan el libro abierto, y el feriante, con total displicencia cierra sus amarillas páginas , y lo coloca al sol del mediodía de otoño.

Ya no le sirve quejarse, nadie compra poesía, pero igual quiere una revancha entre tanto polvo.

Le habla al libro o a la postal…que más da    –  Quién te va a comprar con esa cara !

Las páginas se desprenden, crujen carentes de pegamento posible.

Sin cabida, al desnudo, desde el suelo, el abatido poeta acalla sus palabras.

 

 

  • Veinte Poemas de Amor y Una Canción Desesperada. Poema XII. Pablo Neruda.