Penacho como Cardenal..

Crónicas a mi andar con mojiganga.

El pueblo un pequeño mundo. Las casas chatas, grises, iguales. La plaza, la capilla, el juzgado, el almacén de ramos generales, la botica, la escuela, el bar, y poca cosa más de importancia en varias cuadras a la redonda.

Fue así por muchos años, hasta que llegó don Justo.  Compró un local vacío, de una antigua mercería.  Colocó un  peine luminoso entre la puerta y la vidriera. Los sillones giratorios tapizados en un pantasote oscuro de tres patas cromadas con rueditas;  todo eso dió que hablar  más que un partido de futbol local, que un ascenso a primera.

Las mujeres del pueblo no se animaban a entrar en ése lujo de tanto espejo y palangana. La primera fue la osada Perla, la del famoso colgante, la bámbola, la del «mama  mía» de los hombres.

Entró a tallar fuerte la peluquería.

Gregarias, fueron haciéndose adictas al agua tibia en regadera, al shampú, al masaje suave con la crema, al rulero, al estiramiento del cabello, y a la música del SODRE , saliendo de la radio de capilla.

Lo que despertó la ira del machismo fue la tinta. Tenía unas ayundantes especiales en las revistas.

Todas querían tener cara de tapa, de estilo, de artista.

 

Se reunió con el alcalde, la comisión de la escuela, unas pocas viejas beatas, muchos hombres  y  presentaron una demanda en el juzgado.

El motivo fue que todas las mujeres terminaron rubias por decir poco. Todo lo prohibido, lo íntimo, hasta lo obsoleto. Digamos hasta las cejas.

Los niños lloraban porque desconocían a sus madres, los alumnos a sus maestras, los hombres a sus mujeres, y el cura a las pecadoras.

Para agarrarse la cabeza.!

Resulta que el Juez, que por suerte era soltero, no encontró lazo de donde asirse, y dijo busquen otra excusa; esa no vale.

Hasta que don Justo ya agrandado vió a Perico, y decidió cambiarlo…Perico tenía el pelo pincho, parado desde la mitad de la cabeza. Era bueno como pajarito jaulero, aunque no cantaba, éso decían los chusmeríos del pueblo.

Tijera, navaja va, y una maquinita, que chupaba el pelo…y luego la tinta que estaba probando. Dejó a Perico de pelo negro a rojo..rojo.. pero no pudo con el penacho. Le dió para un lado y para el otro, y cuanto más peine, más alto se iba. Parecía merengue aquello.

Éso fue lo mejor, porque Perico tenía un color oscurito de piel, y quedó igualito a un Cardenal. Y cosa de mandinga, empezó a cantar, en la plaza..

A las mujeres les encantó como quedó, decían – Que había sacado al músico que tenía adentro !

– Donde está el cardenal ?

Todas querían su bendición, lo tocaban como santo de altar…porque como en el poema » en vez de correr sangre, corría sol por sus venas »

 

Una manifestación, que llevaba como abanderado al cura, que levantaba la mano santificando al pueblo contra tanto pecado, llegó al juzgado.

Justo, cambió a las mujeres del pueblo, tanto que hizo una pequeña revolución, sin armas, sin pasquines, sin diarios, una revolución analfabeta, como hay tantas, sin letras, llevando la tinta por delante..

 

Foto de Stella

Foto de Stella

 

Chusmerío. Gergas y modismos de Argentina y Uruguay.

 Descripción.

Coloquial. Ambiente en el que hay intrigas y habladurías.

Cardenal. Descripción: Cabeza, copete y garganta, rojo. Dorso gris. Cola y alas, negro. Sólo el macho luce el llamativo plumaje característico de la especie. El color es un factor fundamental: cuanto más brillante es, mayores son las posibilidades de aparearse. Las hembras presentan un atractivo tono entre castaño y gris.

Residente todo el año en el Uruguay, en donde nidifica. No migra.

 


			

6 pensamientos en “Penacho como Cardenal..

  1. Pueblo chico, infierno grande.
    Retrato de los años pasados, cuando todo estaba prohibido, hasta ser pájaro cantor…
    Las rosas ya las atajé, están sobre el escritorio.
    Van volando mis gracias.

  2. Muy hermoso colorido descriptivo de antaño, de cuando el negro y el gris y el sepia reinaban, y de cuando todo estaba ordenado por ancestrales costumbres. Como siempre, me resulta un gran placer leer esos cuadros que lanzas al aire de tan bellas palabras. Un abrazo desde estos convulsos momentos que vivimos por España.

  3. Siempre entrañable, amiga Stella. Bello corazón, bellas palabras.
    Tu relato de hoy me ha hecho viajar en el tiempo … ya muy lejano.
    Un abrazo muy fuerte

  4. Cuando en los pueblos estaba todo prohibido, ahora todo está consentido, nada es vedado…sólo la caza de cardenales….
    Abrazos desde un buen día de sol, Buen fin de semana.

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