Admiro las mareas bajas, las anclas oxidadas, las velas henchidas, la bravura del insolente viento, los palangres, las redes, los plomos, y siempre la malla atada a las relingas.
Hoy veo las amarras de los días idos! Por éso enmascaro, con diferentes anzuelos y carnadas lo que escribo, desde el latido de esta soledad en calma.