La mudanza

 

«Uno vuelve siempre
A los viejos sitios en que amó la vida «

Armando Tejada

 

Calor de cansino andar.

Persiste la indecisa llovizna, no se decide a ser tormenta.

Reluce con brillo el viejo barrio. Más rojos los geranios, mas amarillas las acacias, y tiemblan bendecidas las hortensias.

El sol empuja a las obesas nubes, y ante el llamado el viento prestamente limpia la casa que habitamos.

Cielo azul, y el esplendor, hacen que las gotas bailen suspendidas de la reja, en destellos azules, cada tanto.

Me despido de la casa; ya lo hice muchas veces sin hacerlo….

De cada rincón, de cada mueble, de cada espacio de luz o sombra, dejando   la añoranza, que no es olvido, ni avaricia de objetos, ni pérdida o ganancia de los mismos.

Sus paredes me hablan en silencio, las entiendo en su mutismo, ellas comprenden mis sonrisas sin labios.

 

Ya nos vamos tiempo, ya pasó la siembra, la cosecha, nos queda eso intangible que llevamos dentro…

No necesito nada, nada más que eso.

 

Hoy hace diez años que inicié el Blog que ha sido para mí…

Amigo de mis días, respaldo de mi silla, cabezal de mi cama, telar de las letras tuyas. acompañando las mías.

Gracias a todos por su tiempo.

 

 

 

Gallineta

 

 

» Nuestra verdad la solemos amoldar a nuestros intereses.»F. Joya  Moral y Deseo

 

Conocido como el gallineta, por su manera de andar, un paso, un empellón, un giro de cabeza y su manía de cantar tempranera.

Vendía el cinco de oro, entre las mesas de los cafés de la zona, hasta que un día se le dio.

Destino, horóscopo, casualidad, suerte. No fueron suyos los números ganadores, fue la dueña del puesto de pescado.

Se le presentó cobro mediante, como el relleno de la torta. Puso a su disposición, los anegadizos  pajonales, la caña, la tanza, la boya, el anzuelo, las babosillas.

Él se creía la Banca, dominando por su trabajo, el escarceo, el comienzo, el ritual del apareamiento. 

Ella era redondita, golosa, y supersticiosa. Pasó a ser la revelación de la cancha.

Adquirió lo rojo como lema, se llenó de pulseras contra la envidia, se subió a los imposibles stiletos, y pensaba mientras se bamboleaba y cimbraba, que la miraban, ya que era tema central.

Oro y plata, sin nacar de escamas, sin perfume a yodo a mar.

Ahora aplana la rambla, su sombrero panamá, y se rellenaron más sus partes vestida de turista.

Él no perdió ese giro de cabeza, ni su levantar de cola cada tanto, eso sí, mejoró el teclado del pico, la voz sale más clara, sin tanto insuflar.

Ay..ay..Lo que hace el azar!

 

 

Foto de Stella.