» Nuestra verdad la solemos amoldar a nuestros intereses.»F. Joya Moral y Deseo
Conocido como el gallineta, por su manera de andar, un paso, un empellón, un giro de cabeza y su manía de cantar tempranera.
Vendía el cinco de oro, entre las mesas de los cafés de la zona, hasta que un día se le dio.
Destino, horóscopo, casualidad, suerte. No fueron suyos los números ganadores, fue la dueña del puesto de pescado.
Se le presentó cobro mediante, como el relleno de la torta. Puso a su disposición, los anegadizos pajonales, la caña, la tanza, la boya, el anzuelo, las babosillas.
Él se creía la Banca, dominando por su trabajo, el escarceo, el comienzo, el ritual del apareamiento.
Ella era redondita, golosa, y supersticiosa. Pasó a ser la revelación de la cancha.
Adquirió lo rojo como lema, se llenó de pulseras contra la envidia, se subió a los imposibles stiletos, y pensaba mientras se bamboleaba y cimbraba, que la miraban, ya que era tema central.
Oro y plata, sin nacar de escamas, sin perfume a yodo a mar.
Ahora aplana la rambla, su sombrero panamá, y se rellenaron más sus partes vestida de turista.
Él no perdió ese giro de cabeza, ni su levantar de cola cada tanto, eso sí, mejoró el teclado del pico, la voz sale más clara, sin tanto insuflar.
Ay..ay..Lo que hace el azar!