Tanto tiempo pasó, que lentamente, comenzaron a desdibujarse de la memoria, los gestos adquiridos, los pliegues de la risa, la separación frontal dada al enojo.
Quedaron mustios los oyuelos al faltar la alegría, en su boca sin risa. .
Se perdió el torso musculoso, y los miembros fueron dibujos de aquel añorado niño..
Cuando le preguntaron como se llamaba, ya había extraviado el nombre, buscando la voz ajena.
Era el otro en la multitud, ése cuya sombra indagan su silencio, los que lo amaron en su entorno.
Lentamente, dando pasos inseguros, con una rigidez que enfrenta a la mente, yace en la temida ausencia de haber existido.

Foto de Stella
Este es uno más de los relatos que escribí sobre una temida enfermedad, que aqueja a muchas personas. El nombre lo pone cada uno, de los lectores.
» La Navidad de la Anacahuita.». sobre un hijo que no sabe que hacer con lo problemas de su padre…» Se dice así mamá «.. una familia que ante la enfermedad de su madre, se desespera buscándola…..» El nuevo ocupante «…una tristeza que me tocó muy hondo; porque las heridas de la soledad no las cierra el tiempo….
A Bruno que está lejos, y cerca; un cuidador que sabe lo que es » el aquí y el ahora » cuando el sufrimiento puede ser igualitario.