Conversaciones entre amigos

Moral y Deseo

Volteo Cultural

Stella

No es la manera que me hubiera gustado entrar en tu Blog.
No es bueno despedirse, sin mayores explicaciones, pero como considero, importante, decirte el placer que ha sido leerte, lo hago así.
Estoy desde marzo, de internación en internación, es decir estoy aligerando la mochila, desatando, el largo vivir..
Te deseo la mejor de las cosechas, y créeme, no todo está perdido.
Me baso, en el concepto de familia, en el privilegio de tener un hogar, en las gracias de mis siete nietos.
Te lo dice alguien que tiene poco cambio para dar.
Desde Uruguay, Montevideo, el país de los pájaros pintados…Te abrazo bajo la cadencia de un tango .y el placer de leer a Borges
Stella.

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  • F. JoyaHola Stella. No te negaré que tus palabras me han producido gran tristeza. Creo que alguna conexión mental, o dígase espíritu, ha establecido lazos de respeto y veneración entre nosotros dos; y creo —tengo por bien seguro—que de ti he aprendido a mirar detalles de las cosas, como la primera luz con que el alba te ilumina, como la añoranza que nos trae una hierba en el frontis de una vieja casona, como el aire de un baile o de una mirada o de un suspiro. Hoy me gustaría abrazarte y darte vida, aquí sentado bajo un bochorno insoportable en esta España desgajada y temeroso. No puedo hacerlo, pero te envío algo muy bello de nuestro amigo Borges que he descubierto esta mañana. Seguro que te penetra el alma. Un abrazo desde la distancia¿Con qué te puedo retener?
    Te ofrezco pobres calles, desesperados ocasos,
    la luna de los desarrapados suburbios.
    Te ofrezco la amargura de un hombre que
    ha mirado largamente la luna solitaria.
    Te ofrezco mis ancestros, mis muertos,
    los fantasmas que los vivos han honrado en mármol:
    el padre de mi padre muerto en la frontera de Buenos Aires,
    dos balas atravesándole los pulmones y, barbudo y muerto,
    fue envuelto por sus soldados en un cuero de vaca;
    el abuelo de mi madre –que a los veinticuatro años–
    comandó una carga de trescientos hombres en Perú,
    ahora fantasmas sobre desvanecidos caballos.
    Te ofrezco lo que pueda haber en mis libros,
    lo que pueda haber de hombría o de humor en mi vida.
    Te ofrezco la lealtad de un hombre que nunca ha sido leal.
    Te ofrezco la entraña de mi ser que
    de algún modo he preservado;
    el corazón central que no utiliza palabras,
    ni trafica con sueños, intocado por el tiempo,
    por la alegría, por la adversidad.
    Te ofrezco el recuerdo de una rosa amarilla vista en el ocaso,
    años antes de que nacieras.
    Te ofrezco explicaciones sobre ti misma, teorías sobre ti misma,
    auténticas y sorprendentes noticias sobre ti misma.
    Te puedo dar mi soledad, mis tinieblas, el hambre de mi corazón;
    estoy tratando de sobornarte con la incertidumbre, con el peligro, con la derrota.
    Jorge Luis Borges, Dos poemas ingleses, nro. II ( traducción de María Esther Vázquez del original en inglés)

Foto de Stella. Serie Flores

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